Saltar al contenido

Los grandes olvidados #4: Peugeot 1007

¡Las buenas ideas no siempre son sinónimo de éxito!

Peugeot 1007

El caso del Peugeot 1007 es uno de esos ejemplos en los que mejor encaja la frase hecha que dice que «los experimentos, con gaseosa». Porque era un coche que por concepción, diseño y soluciones prácticas lo tenía todo para triunfar… pero se la pegó pro culpa de una puerta demasiado complicada y que nunca acabó de convencer a nadie. Algo así como la puerta del Renault Avantime, otro de los modelos que analizamos en esta sección.

Suscríbete al canal de YouTube de HolyCars

El Peugeot 1007 vendría a ser como el Audi A2 de Peugeot pero en generalista. Llegó al mercado en 2005 con una idea bastante innovadora y muy práctica, porque quería posicionarse como un vehículo urbano muy práctico y con cierto estilo de monovolumen. Medía tan solo 3,73 metros de longitud y disponía de cuatro amplios asientos en su interior, y además para evitar tener que abrir las puertas en zonas donde fuera complicado (parkings de centros comerciales, aparcamientos en batería, etc) Peugeot instaló unas rompedoras puertas correderas eléctricas. Estas puertas iban a ser el elemento estrella del Peugeot 1007… pero acabaron siendo el elemento por culpa del cual se estrelló.

Un Smart a la francesa con una buena idea y una mala ejecución

Cuando Peugeot lanzó el 1007 lo hizo pensando en que se iba a convertir en una suerte de Smart a la francesa, ofreciendo una movilidad y una practicidad fantásticas para moverse por grandes ciudades. Pero lo cierto es que el resultado final a nivel técnico no fue como se esperaban. Eso sí, nadie puede negar que a nivel estético el Peugeot 1007 no arriesgaba demasiado pero cumplía.

Peugeot 1007

Por delante tenía el típico diseño de los Peugeot a principios de los 2000, con una parrilla frontal muy grande y los característicos faros rasgados. Por detrás era algo distinto porque mostraba unas líneas muy rectas, en parte debido a que la prioridad absoluta de la marca era hacer un coche muy pequeño para que fuera lo más práctico posible. Y sin lugar a dudas donde más destacaba era en su vista lateral, ya que las puertas eran casi tan grandes como el coche. Además, a la marca le encantaba que su puerta fuera corredera y convirtió la guía en un elemento de diseño que tenía continuidad por la parte trasera.

Interior y motores del Peugeot 1007

Por dentro el Peugeot 1007 trasladaba lo visto en el diseño exterior, dando como resultado un habitáculo que no transmitía nada pero donde todo estaba en su sitio y se notaba que la principal preocupación de los ingenieros de la marca era conseguir la máxima practicidad posible. Para compensar esa sobriedad inicial Peugeot ofreció una posibilidad que hoy en día está muy de moda, pero que en 2005 no era tan habitual: personalizar el interior. Los «packs Cameleo» permitían al cliente elegir los colores que quería para las molduras del salpicadero, la tapicería de los asientos, las alfombrillas o algunos elementos de la consola central.

Peugeot 1007

Y por lo demás, el Peugeot 1007 era un coche con una habitabilidad realmente buena para el tamaño que tenía. La marca pensó en habilitar el coche para cuatro ocupantes adultos y le salió bien, porque incluso en las plazas traseras podía viajar todo el mundo. Además, estos asientos podían desplazarse longitudinalmente y abatirse, para así mejorar la capacidad de un maletero que con todas las plazas desplegadas era algo pequeño: 178 litros.

Con respecto a los motores del Peugeot 1007, la gama se valía de oferta de otros modelos y ofrecía dos motores gasolina y uno diésel. Los primeros eran los bloques 1.4 de 75 CV y 1.6 de 110 CV, mientras que el segundo era un 1.4 HDi de 70 CV. A pesar de que el coche fuera pequeño sus motores se quedaban algo cortos, especialmente en el caso de la versión diésel que contaba con un cambio con embrague pilotado.

No fue un mal coche, pero su puerta lo condenó al fracaso

El Peugeot 1007 no era el más bonito pero cumplía por diseño. No era el mejor por dentro pero podían viajar cuatro adultos sin problemas en un coche de 3,73 metros. No era el más potente pero para ir por la ciudad era suficiente. Entonces, ¿por qué no triunfó? Lo cierto es que la marca tenía depositadas en él bastantes esperanzas, porque habían previsto vender entre 150.000 y 200.000 unidades. Pero no contaron con que su elemento estrella iba a ser el principal quebradero de cabeza.

Peugeot 1007

El accionamiento de las puertas era eléctrico, pero provocó muchos problemas a sus propietarios. A veces se abrían cuando no tocaba, o no se cerraban si aparcabas en pendiente. Fallos que poco a poco la marca fue solucionando, pero que resultaron intolerables para unos clientes a los cuales tampoco les acababa de convencer su precio básico, elevado para el tipo de coche que era debido al costoso sistema de apertura eléctrica de las puertas.

El Peugeot 1007 finalizó su vida comercial en 2009 tras haber vendido en total unas 120.000 unidades aproximadamente. Una cifra muy por debajo de la previsión inicial que hizo que Peugeot perdiese más de 15.000 euros por unidad vendida, en total casi 1.900 millones de euros. Sin duda, un gran ejemplo de que una gran idea mal ejecutada puede llevarte a la ruina.

Otros temas que te pueden interesar

Suscríbete al canal de YouTube de HolyCars