Saltar al contenido

Los grandes olvidados #1: Renault Avantime

Repasamos la historia del Renault Avantime, una mezcla de monovolumen y coupé deportivo que nunca llegó a comprenderse.

Renault Avantime

El año 2001 Renault se atrevía a lanzar al mercado uno de sus modelos más incomprendidos, y que debido a su fracaso comercial está destinado a convertirse en un clásico moderno: el Renault Avantime. Su historia es apasionante, porque bajo un concepto rarísimo se escondía un diseño muy arriesgado que supuso un fracaso estrepitoso y un éxito rotundo al mismo tiempo. ¿Quieres conocer su historia?

Suscríbete al canal de YouTube de HolyCars

Pocos años antes de acabar el segundo milenio, Renault presentó algunos concept-car realmente curiosos. Entre ellos, destacan especialmente los Initale (1995) y Vel Satis (1998), ambos ideados por el diseñador francés Patrick Le Quément. Más allá de las curiosidades de cada uno de ellos (el Initale montaba un motor V10 derivado de la F1) resulta importante destacar las líneas básicas de su diseño.

Renault Avantime
El Renault Initale de 1995 anticipaba el diseño de los futuros modelos de la marca.

En ambos coches el frontal dispone de luces verticales y entradas de aire horizontales justo en la parte inferior, y el lateral está esculpido en dos volúmenes, uno para las puertas y otro para las ventanillas. Pero la parte en la que me quiero centrar especialmente es en la trasera, que ya en 1995 adelantaba el diseño de los Renault que mencionaba al principio.

Renault Avantime
Esos faros traseros…

Fijaos en los faros traseros del Initale. ¿No os recuerdan a los del Vel Satis que salió a la venta en 2001? Y aún voy más allá, mirad la ventana posterior y la forma de la zaga del Vel Satis Concept de 1998. En efecto, es el mismo diseño que el del exitoso Mégane de segunda generación, que salió a la venta en 2003.

Renault Avantime
Se llama Vel Satis pero… ¿eres tú, Mégane?

Un diseño arriesgado que acabó en éxito y en fracaso al mismo tiempo

Si lo analizamos en retrospectiva, el arriesgado diseño de Patrick Le Quément no acabó en éxito en todos sus modelos. Pero tal vez no fuera suya toda la culpa. Los prototipos de 1995 y 1998 tenían una estética muy revolucionaria, pero eran eso, prototipos. Lo que resulta más complicado de entender es que Renault se atreviera a lanzar, en el año 2001, varios modelos con ese diseño. Uno de ellos fue el Vel Satis, una cómoda y lujosa berlina destinada a sustituir al Safrane… y que no acabó de funcionar. Es cierto que las berlinas de lujo de las tres grandes marcas francesas habían iniciado una decadencia de ventas que se fue confirmando con el Citroën C6 o el Peugeot 607, pero lo cierto es a nivel estético el Vel Satis rompía absolutamente con lo anteriormente establecido por el Safrane.

Pero he dicho que había otros modelos, ¿no? Pues bien, el segundo modelo que llegó en 2001 con ese diseño fue el Avantime. Un modelo totalmente incomprendido, que aún hoy en día no tiene ni pies ni cabeza y al cual el nombre -avanzado a su tiempo- le sigue yendo al pelo. Como os podéis imaginar, el Avantime también fue un fracaso comercial.

Renault Avantime

Un momento. Entonces… ¿cómo pudo ese diseño ser un éxito y un fracaso? Pues porque aunque las ventas de los Avantime y Vel Satis no funcionaban, Renault se hizo suya la frase «a la tercera va la vencida» y decidió que su modelo estrella, el Mégane, debía adoptar ese polémico diseño. Y les funcionó. Vaya que si les funcionó. El Mégane de segunda generación siguió siendo un auténtico superventas, y copó la lista de compactos más vendidos durante varios años.

Renault Avantime: un polémico e incomprendido concepto

Tras esta laaaaarga introducción, ya tenemos ubicados a los modelos en cuestión: los prototipos de 1995 y 1998 habían dado lugar a dos modelos en 2001 y uno en 2003. Los de 2001 fueron un fracaso, el de 2003 un éxito. Y de los de 2001, uno tiene mucho más interés que el otro: el Avantime.

Si crees que el diseño del Renault Avantime es lo más extraño y arriesgado del modelo, te equivocas. La marca lo quiso concebir como un monovolumen que había tenido una noche loca con un coupé deportivo de tres puertas. Y como era de esperar, no salió bien.

Renault Avantime

Como monovolumen el coche no tenía sentido. Aunque su interior era muy espacioso -hecho al cual contribuía su enorme techo panorámico- tan solo se podía acceder a las plazas traseras mediante las dos puertas delanteras. Y eso, en un monovolumen es… extraño. Y como deportivo tampoco funcionaba, porque sus dimensiones eran muy grandes (4,64 m de largo, 1,82 m de ancho y 1,62 m de alto) y pesaba muchísimo, entre 1.600 y 1.700 kg en función de la versión.

Renault Avantime

Además, había otro elemento que no servía para conseguir que fuera un deportivo y que lo alejaba todavía más de ser un monovolumen: su motor. Es cierto que la marca acabó instalando un diésel 2.2 dCi de 150 CV y un gasolina 2.0T de 163, pero el motor estrella del Renault Avantime fue un enorme 3.0 V6 de 207 CV. ¿Qué sentido tiene eso en un supuesto monovolumen?

Finalmente, tampoco ayudaba su elevadísimo precio. Un concepto tan extraño se pagaba caro, y tener que desembolsar entre 30 y 40.000 euros por «eso» no era algo que resultara muy atractivo. Así las cosas, Renault cesó la producción del Avantime en 2003, habiendo vendido tan solo 8.557 unidades.

Digan lo que digan, su diseño es espectacular

Si lo piensas fríamente, el Avantime no tenía -ni tiene- ningún sentido a nivel comercial. Pero es uno de esos modelos que nos encantan, ya que a nivel estético era absolutamente rompedor. El frontal era la parte más «normal» del coche, aunque su pilar A se encontraba en una posición muy avanzada que ya dejaba entrever su enorme superficie acristalada.

Renault Avantime

En la parte lateral «empieza lo bueno». Para empezar, el coche empieza en el pilar A y acaba en el C, que hace las veces de B. Como puedes ver, no hay un pilar central que separe la puerta delantera de la ventanilla lateral trasera. Esto ocasionó que las dos puertas del Avantime fueran muy grandes y pesadas (55 kg cada una). Tanto es así, que la marca ideó un sistema de apertura específico, que dio muchos problemas.

El techo bitono se alargaba hasta la ventana posterior, y disponía de una superfície de cristal panorámica doble sencillamente espectacular. Y la parte trasera, pues lo que hemos comentado con los prototipos. Una auténtica ida de olla. Sus faros con formas puramente geométricas se mezclaban con una ventana trasera delimitada por la línea del techo.

Renault Avantime

En el interior encontramos un totum revolutum de elementos innovadores y prácticos. Compartía buena parte del habitáculo con el Espace, y elementos como el volante o la instrumentación procedían directamente del gran monovolumen francés. Por otra parte, la marca quiso que el diseño interior fuese aún más limpio que el del Espace, de modo que los huecos portaobjetos estaban mejor disimulados y el navegador se encontraba oculto en el salpicadero, y salía como si de unas luces escamoteables se tratara.

Renault Avantime

Un futuro clásico por menos de 10.000 euros

El Avantime fue uno de esos grandes olvidados que tanto cuesta ver por la calle. Pero es precisamente esa exclusividad y su rareza la que hace que hoy en día, 18 años después de su lanzamiento, atraiga muchas miradas a su paso. No es de extrañar: mucha gente tal vez no sepa que existe, y los que lo sepan seguro que lo recuerdan bien.

Aunque se fabricasen pocos, afortunadamente es posible encontrar algunos en el mercado de segunda mano. Es cierto que su precio de partida era muy elevado, pero  también ha sido elevada su depreciación y actualmente te puedes hacer con uno por un valor que varía entre los 3.000 y los 9.000 euros, en función de su estado. ¡Todo un futuro clásico!

Otros temas que te pueden interesar

Suscríbete al canal de YouTube de HolyCars