Poder hacer la prueba del Mazda 6 MPS es un auténtico privilegio. No hay muchas unidades de esta berlina deportiva en nuestro país y siempre se agradece olvidarse por una vez de tanta pantalla, tecnología y digitalización para disfrutar un poco más del placer de conducir. Los coches que tienen ya unos años y muchos CV siempre son agradecidos, transmiten bastantes más sensaciones que la gran mayoría de los actuales.Hoy en día es relativamente fácil comprar uno de los coches deportivos baratos que hay a la venta. Sin ir más lejos, hace poco escribí la prueba del Mazda MX-5 de 184 CV y salí encantado. Pero esto es otro rollo. Otra película. Un coche que, sin ser antiguo, pierde muchísimos de los filtros a los que estamos acostumbrados en los modelos actuales. Una delicia, en general, y quiero contarte hasta el más mínimo detalle sobre él: ahí van mis opiniones del Mazda 6 MPS.
Prueba del Mazda 6 MPS
Rápido… y furioso
Esta vez voy a dejar el diseño para algo más adelante y voy a empezar por lo importante, la conducción. Y lo que más sorprende en esta prueba del Mazda 6 MPS es, sin duda, su motor. Es un bloque sobrealimentado de 2.3 litros y cuatro cilindros (el de la prueba del Ford Focus ST es una evolución de este) que entrega 260 CV a 5.500 revoluciones y 380 Nm a 3.000.
Se le nota lleno en casi todo el rango, desde más o menos las 2.000 hasta las 6.000, cerca del corte. El hecho de pisar y tener disponible este torrente, este empujón, te da muchísima confianza y unido a la tracción total es una maravilla. Me recuerda en cierto modo a nuestra unidad de la prueba del Seat León Cupra R ST 2020… o a la de la prueba del Cupra Ateca 2020. En parte porque este también lleva un embrague Haldex que pasa la fuerza al eje trasero cuando es necesario.
No es un peso pluma, ya que son 1.665 kg, pero se siente como tal. Y es que acelera de 0 a 100 km/h en 6,6 segundos y alcanza los 240 km/h. Las recuperaciones de 80 a 120 se las merienda en 4 segundos. Normal, por otra parte, ya que son 6,4 kg por CV. Todos estos datos, en la práctica, hacen que mi opinión del Mazda 6 MPS mejore según sigo detrás de su volante. ¡Qué p*** maravilla!
Ahora la parte mala, que también tenía que haber algún grano en el culo. El consumo en ciudad y dándole caña se puede ir a casi 20 litros, aunque homologa poco más de 10. Y… solo bebe 98. Traga muchísimo, es uno de los grandes ‘cierrabares’ (o ‘cierragasolineras’) de su generación. Pero claro, con esta potencia, este tirón y sobre todo este sonido… ya sabía a lo que venía.
Prueba del Mazda 6 MPS: dinámica
En lo que respecta a las sensaciones y el comportamiento dinámico en esta prueba del Mazda 6 MPS, se trata de un coche muy vivo de reacciones, ágil. Los apoyos en curva son francos, pero la suspensión, con multibrazo detrás, se traga bien los baches. No es una tabla, pero no balancea en curva. Esta unidad, además, lleva muelles Eibach. Una chuche que le viene al pelo.
El chasis se encuentra reforzado en esta versión y es de desarrollo propio de Mazda. Debes saber que sirvió igualmente para otros modelos Ford de la época. Se nota la dureza del bastidor y que no se retuerce en las curvas con facilidad, y eso facilita que la suspensión pueda darle un poco de cancha a la comodidad. Y la dirección te ayuda mucho, con una asistencia central un tanto rara pero directa en los giros.
Una curiosidad: esta berlina está hecha para apretarle una vez llegas al vértice de la curva. De esa forma la trasera te ayuda a redondear. En caso contrario, si te da por entrar demasiado pasado de vueltas a una curva se muestra un poco subvirador. Es decir, se va de alante.
En cuanto al cambio, el cambio es manual de seis velocidades. Tiene un tacto estupendo y me recuerda al de la prueba del Mazda MX-5. Lo mejor es que tiene los pedales bien juntitos para poder hacer el punta tacón cuando quieras, y eso es algo que me ha encantado de la prueba del Mazda 6 MPS. Por último, los frenos de este ejemplar también están mejorados, ya que los de serie son algo proclives a fatigarse si les das mucha cera.
Un lobo con piel de cordero
¿Sabes lo que es un sleeper? Pues mira, el Mazda 6 MPS de esta prueba es el ejemplo perfecto. Un coche que no da el cantazo de llevar algo tocho debajo del capó y que solo los entendidos lo reconocerán. Por fuera no parece mucho más que la típica versión diésel con algún tipo de paquete deportivo. Pero no.
Los chivatos que le delatan son, principalmente, unos paragolpes más agresivos con una parrilla diferente, unas llantas multi radio de 18 pulgadas (aftermarket en esta unidad) y una salida de escape doble al descubierto. Por cierto, las ruedas son bastante finas, de 215 y con un perfil de 45.
Por lo demás es prácticamente como un Mazda 6 normal, con unas líneas muy suaves y un morro afilado. Mide 4,77 m de largo, 1,78 m de ancho y 1,43 m de alto. Pero ojo, que en esta prueba del Mazda 6 MPS el protagonista está bajado… y mucho mejor así. Datito friki: el Kia Stinger, una de las berlinas más bajitas que hay, se queda en 1,40 m de altura. ¡Ah! Y la batalla o distancia entre ejes es de 2,68 m.
En general, es un lobo con piel de cordero. Luce casi inofensivo pero tiene una rabia inusual. ¿Sus mayores rivales? Pues este japo iba directo a por el BMW 330, aunque tampoco se olvida de los Vectra OPC, Lancer Evo IX, Saab 9-3 V6, etc.
El viaje perfecto en el tiempo
A pesar de que el Mazda 6 MPS de esta prueba no es demasiado antiguo, pues tiene ahora mismo 14 años, es entrar en él y te sientes como en otra época. Lo cual no es malo, sino todo lo contrario. Al menos para mí. Está bien olvidarse de tanta pantallita y tecnología. Es todo mucho más real, más analógico.
Los asientos son cómodos, aunque su sujeción lateral es deficiente. Pero son cómodos para largos viajes. Además, el cuero se conserva muy bien tras el paso de los años. La postura de conducción me gusta mucho, es relativamente bajita pero se ve bien por todos lados.
El volante tiene un diámetro demasiado grande. No me gusta eso, pero sí las esferas del cuentarrevoluciones y el cuentakilómetros. Muy de la vieja escuela. Como la consola central, con huecos suficientes y unas calidades que también aguantan estupendamente. Y… ¡sorpresa! Una pantalla emergente. Aftermarket en este caso. Y tiene climatizador, aunque es monozona. Parece que hace siglos de eso, qué pijos nos hemos vuelvo todos…
En esta prueba del Mazda 6 MPS también voy a ver las plazas traseras, claro. Me gusta que haya un buen espacio para las piernas y para las cabezas de dos adultos detrás, y si tienes niños también tiene anclajes ISOFIX. Un puntazo. Nada de conexiones ni salidas de climatización, pero puedes estar seguro de que en este coche yo no seré quien vaya detrás. Y en el maletero la boca de carga es relativamente amplia. El espacio es de 455 litros, de sobra para carritos de bebé y bolsas de supermercados. Así que sí, papis petrolheads, podéis tener uno de estos.
Conclusión de la prueba del Mazda 6 MPS
Si no tienes un presupuesto desmesurado o no te apetece gastarte una morterada de pasta, tienes familia que va contigo a todos lados y eres alguien a quien le gusta disfrutar de su coche… creo que esta prueba del Mazda 6 MPS debería haberte dejado claro que existen pocas alternativas mejores que él. Por entre 10.000 y 15.000 euros puedes hacerte con un coche redondo.
Una berlina con buen espacio interior, una calidad que le hace aguantar muy bien el paso de los años, en el punto perfecto entre tecnología y vieja escuela y con un maletero gigante. Y lo más importante: divertido como pocos. Ahora bien, tienes que tener en cuenta que el consumo es alto, muy alto. Pero gastándote la cuarta parte de lo que valdría un modelo nuevo equivalente tienes para muchos años de combustible.
Ficha técnica
- Medidas (largo/ancho/alto): 4.765/1.780/1.430 mm.
- Puertas: 4.
- Plazas: 5.
- Maletero: 455 litros.
- Peso: 1.665 kg.
- Combustible: gasolina.
- Motor: 2.261 cc.
- Potencia: 260 CV.
- Par motor máximo: 380 Nm.
- Cambio de marchas: manual de seis velocidades.
- 0 a 100 km/h: 6,6 segundos.
- Velocidad máxima: 240 km/h.
- Consumo de combustible en ciclo combinado: 10,2 l/100km.
Galería de imágenes
Fotos: Manu Blanco
De pequeño no tenía muchos amigos que no tuvieran ruedas. Esa marginación me ha hecho crecer hasta ser el gran (y humilde) profesional que soy hoy en día. Petrolhead incurable y adicto a mi trabajo; y va bastante más de un lustro. Me apasiona el sushi y tengo más imaginación que yo que sé. Gasolina de 98 para tomar aquí, por favor.