Cuando repasamos los mejores deportivos de los años 90 lo hicimos teniendo en cuenta los modelos que estuvieron en producción durante esa década, por lo que en la lista no pudo entrar el Ford GT90. Pero lo cierto es que, de haberse convertido en realidad, este espectacular superdeportivo habría sido el mejor de su época con diferencia. Bueno, tal vez hubiera tenido sus más y sus menos con el McLaren F1… pero seguro que el modelo británico no habría ido tan sobrado como fue.
Y es que en el Salón de Detroit de 1995 la marca americana presentó el Ford GT90, un prototipo con el que homenajear al mítico Ford GT40 que ganó las 24 Horas de Le Mans durante cuatro ediciones consecutivas entre 1966 y 1969. Si el diseño de este superdeportivo te recuerda al de un caza no te preocupes, ya que fue diseñado con esa intención.
Sus líneas estéticas eran completamente rectas, con abundancia de cuadrados y triángulos por todas partes. Además el habitáculo no disponía exactamente de cristal delantero como el de cualquier coche, sino que montaba una suerte de cúpula que recordaba a la cabina de un piloto de caza.
Es evidente que por delante el Ford GT90 es espectacular gracias a sus faros minimalistas y a sus pronunciadas entradas de aire y tomas de ventilación en el capó. Pero es que por detrás es todavía más impresionante. Ford utilizó únicamente dos figuras geométricas en la parte trasera del GT90: los cuadrados y los triángulos. La primera de estas figuras la utilizó en la parte inferior, y la segunda en la superior. O lo que es lo mismo, los faros y las cuatro salidas de escape del Ford GT90 eran totalmente triangulares.
El Ford GT90 tenía 720 CV y compartía piezas con el Jaguar XJ220
Todos tenemos claro que el Jaguar XJ220 fue uno de los mejores deportivos de su época, ¿no? Pues bien, el Ford GT90 compartía con él un buen número de componentes (como las suspensiones, el monocasco de aluminio o un cambio manual de cinco velocidades), ya que por aquella época Jaguar era propiedad de Ford.
Pero el elemento realmente impresionante de este prototipo era, sin duda alguna, su enorme motor V12. Para que os hagáis una idea, su propulsor era tan brutal que Ford se vio obligada a utilizar materiales cerámicos parecidos a los de los cohetes de la NASA para evitar que la pintura y otros componentes cercanos al escape se derritieran debido a las altísimas temperaturas que era capaz de alcanzar.
Para fabricarlo Ford utilizó dos motores V8 de Lincoln a los cuales les quitó dos cilindros para, una vez unidos entre sí, dar como resultado un enorme bloque de doce cilindros en uve y cuatro turbos. Sí sí, has leído bien: cuatro turbos. Se trataba de cuatro unidades de turbo Garrett T2 gracias a los cuales el Ford GT90 entregaba una potencia máxima de 720 CV y 894 Nm de par. Hoy en día un McLaren 720S tiene, como su nombre indica, esa misma potencia. Pero claro el Ford GT90 es un modelo 20 años anterior, con el mérito que ello conlleva.
Soluciones del siglo XXI en el siglo XX
No solo la estética de este prototipo anticipó las líneas de diseño que lucirían diversos modelos de calle años después, sino que Ford también se permitió el lujo de experimentar con la aerodinámica activa mediante un alerón trasero retráctil. Así pues, y aunque los datos oficiales indicaban que el Ford GT90 podía alcanzar una velocidad máxima de 379 km/h, parece que el modelo era capaz de superar los 400 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en tan solo 3 segundos.
Si os fijáis, la marca del óvalo creó en 1995 un coche con las tecnologías y las prestaciones habituales de los deportivos de 2020, pero con un diseño absolutamente espectacular. Una lástima que nunca se atrevieran a fabricarlo, aunque hubiera sido en una edición limitada… ¡No me diréis que no es uno de esos prototipos que molan!
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Mis padres dicen que cuando era pequeño me aprendí antes las marcas de coches que la tabla del 1. Ahora me sé todas las marcas, pero si sumo 2+2 me da decimal. Los coches son mi pasión, mi sueño era probarlos y escribir sobre ellos algún día… y aquí estoy. Aunque bueno, también me gusta la pizza y no ando escribiendo de ella por ahí.