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Los grandes olvidados #8: Volkswagen Phaeton

La limusina para el pueblo.

Volkswagen Phaeton

El lanzamiento del Volkswagen Phaeton, cuyo nombre lo toma directamente “del hijo del sol” según la mitología griega, fue todo un enigma. ¿Por qué los creadores del coche para el pueblo iban a querer fabricar un coche de alto lujo? Bueno, probablemente estarían pensando en crear una limusina para el pueblo. El problema es que el pueblo no podía permitirse este coche, y quien se lo podía permitir no quería comprar un Volkswagen.

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El Phaeton es el claro ejemplo de que por muy bien que hagas las cosas los resultados no siempre son los esperados. Ya lo dice el refrán, «cría fama y échate a dormir». Y eso fue lo que necesitaba Volkswagen para vender este coche, fama de coche caro. Lo cierto, es que Volkswagen jamás se había aventurado a crear un coche de este tipo, ¿Entonces por qué lo hicieron?. En esta edición de los grandes olvidados repasamos la historia del Volkswagen Phaeton.

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Un visionario como líder de la marca

La historia del Volkswagen Phaeton arranca en la mente de Ferdinand Piëch, el que por entonces era el CEO del grupo Volkswagen. Era hijo de Ferdinand Porsche, el fundador de Porsche, así que algo de conocimiento sobre coches se le debía de haber pegado de su padre. Fue uno de los principales responsables del desarrollo del mítico Audi Quattro y estuvo involucrado en el desarrollo de varios Porsche ganadores de LeMans a principios de los setenta.

Piëch era una persona extremadamente astuta y con gran pericia. Antes de que llegase a Volkswagen, el grupo se encontraba sumido en graves problemas económicos. Piëch fue quien posicionó Audi como una marca premium, hizo rentables a Volkswagen y a Seat y consiguió que Skoda duplicará su producción en menos de 10 años. Además introdujo al grupo VAG en el nicho de mercado de los superdeportivos y coches de lujo con la compra de Rolls-Royce (planos técnicos y fabricas), Bugatti, Bentley y Lamborghini.

Volkswagen Phaeton

Por aquel entonces Piëch era visto como el rey Midas, todo lo que tocaba lo convertía en oro. Por ello cuando se le ocurrió hacer un coche de lujo para la generalista Volkswagen todos dijeron, ¿por qué no? Parecía extraño, ya que dentro del grupo ya tenían el Audi A8 para cubrir ese mercado. Sin embargo, en la cabeza de Ferdinand todo estaba más claro. El A8 debía estar enfocado hacia un tipo de conductor más purista rivalizando con el Serie 7, mientras que el Phaeton iba a ser más cómodo y relajado. Un coche para ser llevado y no para llevarlo.

Además, este movimiento también servía como réplica para Mercedes. En 1997, Mercedes puso a la venta el Clase A. Un monovolumen compacto más económico que el resto de Mercedes y que apuntaba directamente hacia el público de Volkswagen. De esta forma, con el Phaeton Volkswagen se metía de lleno en la lucha con el Mercedes Clase S.

Volkswagen Phaeton

Piëch hizo unas peticiones muy especiales a sus ingenieros. Por un lado, el coche debía de tener un alto grado de rigidez torsional. Por otro, debía de poder conducirse a 300 Km/h durante 24 horas con una temperatura exterior de 50º C manteniendo una interior de 22º C. Esto ya nos da un indicativo de lo exigente que era Ferdinand. El primer concepto se presentó en el salón internacional del automóvil de Frankfurt de 1999. Tenía una carrocería de tipo hatchback de grandes proporciones y en él se vería por primera vez el V10 5.0 TDI.

Volkswagen Phaeton: el modelo de producción

Cuando Volkswagen presentó el modelo de producción quedaron claras sus intenciones de que no se iban a quedar en medias tintas. La plataforma utilizada para concebir al Phaeton iba a ser la empleada en los Bentley Continental GT y Flying Spur. Nada mal, ¿verdad? Pero la cosa no se iba a quedar ahí, también se emplearían las motorizaciones de estos dos modelos de Bentley. De hecho, los tres modelos se montaban a mano en la planta más espectacular de Volkswagen, la fábrica transparente en Dresde.

Volkswagen Phaeton

El aspecto exterior es imponente a la par que elegante. Se trata de un coche grande, muy grande. Estamos hablando de nada más y nada menos que de más de 5 metros de largo por casi dos de ancho y que podía ser más largo en la versión de batalla larga. Para su diseño se huye del empleo de cualquier tipo de adorno estético que pueda restar a esa sensación de aplomo y seriedad. No cabe duda de que cuando lo veías la sensación percibida era de coche de alta gama. Más aún en la versión con el motor W12 con sus cuatro salidas de escape incrustadas en el paragolpes trasero.

A lo largo de su vida comercial recibió varios lavados de cara, pero en ningún caso llegaron a cambiar demasiado el aspecto general del coche. Para lo que sí que sirvieron fue para añadir más y más tecnología. Desde el lanzamiento incorporaba suspensión neumática y un sistema funcionando en todo momento que impedía que los cristales se empañasen. Pero tras el restyling de 2007, incluyo un sistema de control de crucero adaptativo y sistema de alerta de colisión frontal. Algo que se empezó a ver de forma general en 2019.

Interior y motores

Para el interior Volkswagen, capitaneada por Piëch, puso a trabajar toda su ingeniería y su saber hacer. Se emplearon los mejores materiales y la última tecnología junto con la delicadeza de montarlo todo a mano. Madera de nogal, piel y aluminio te rodeaban cuando te montabas dentro de un Phaeton. Disponía de asientos eléctricos, con masaje, calefactados y ventilados en todas las plazas. Incluso un sistema de infoentretenimiento con navegador, televisión, teléfono integrado y un sistema de audio con modo “sala de conciertos”.

Volkswagen Phaeton

Todo en este coche estaba orientado hacia el confort. Contaba con hasta 25 aireadores en el interior y posibilidad de configurar la temperatura en las cuatro zonas. Aire, que estaba purificado por un sistema de filtros de carbón activo. La suspensión, como ya te he dicho, era neumática y contaba con hasta 3 niveles de altura y dureza, cambiando de forma automática según las necesidades.

Los motores empleados para este mastodóntico Phaeton eran todo un exponente de tecnología e ingeniería del grupo VAG. De inicio se lanzó con dos motorizaciones diésel y tres de gasolina. Los diésel eran un 3.0 TDI V6 con 225 CV y la majestuosa obra de la ingeniería del motor V10 5.0 TDI biturbo con 313 CV de potencia.

Volkswagen Phaeton

En gasolina la alineación comenzaba por el 3.2 VR6 y 241 CV visto en el Golf R32 de primera generación. El intermedio de la gama era un 4.2 V8 y 335 CV compartido con el A8. Y finalmente, el culmen llegaba con el 6.0 W12 y 450 CV que compartía con los Bentley Continental GT y Flying Spur. Más tarde, se añadieron a la gama versiones revisadas del 3.0 V6 TDI con hasta 245 CV y el 3.6 VR6 que ya habíamos podido ver en el Passat R36.

Volkswagen Phaeton: un coche que nació muerto

El Phaeton fue toda una declaración de lo que sabían hacer por parte de Volkswagen. El coche se veía y se conducía como un Bentley pero a un precio infinitamente menor. Incluso era más barato que sus rivales directos como el BMW Serie 7, el Mercedes Clase S o el Audi A8. Pese a ello, el llevar sobre su parrilla el emblema de aquellos mismos que fabricaban el Lupo lastró sus ventas. Los compradores de este tipo de coches no estaban dispuestos a comprar un simple Volkswagen, que al fin y al cabo era percibido como el coche del pueblo.

Las ventas fueron un completo fracaso en toda su vida comercial. La fabrica de Dresde tenia capacidad para fabricar 20.000 unidades en un año, pero nunca se llegó a pasar de las 6.000. En Estados Unidos la cosa fue aún peor. Tan solo estuvo en los concesionarios americanos entre 2004 y 2006 debido a sus bajas ventas. Se estima que cada unidad vendida suponía unas perdidas de más de 28.000 euros para Volkswagen. Vamos, una completa ruina considerado como uno de los pocos fracasos de Ferdinand Piëch.

Volkswagen Phaeton

Hoy en día puedes adquirir todo un Bentley, con etiqueta Volkswagen, a precio de Seat Ibiza. Por menos de 5000 euros te puedes llevar una unidad con el 3.0 TDI V6 diésel. Eso si, tampoco quiero decir que sean una ganga. Son coches que han sido usados para hacer kilómetros y kilómetros por carretera y la mayoría de las unidades superan los 200.000 Km. Con esos kilómetros, esa edad y con la cantidad de electrónica que llevaban estos coches pueden ser un serio dolor de cabeza si lo compras de segunda mano.

El Phaeton fue un coche que gustó a todo el mundo pero que a la hora de pagar por él muy poca gente lo hizo. Realmente era un gran coche en el que pagabas muy poco por lo que te ofrecía pero su propia marca fue quien lo mató. Con el paso de los años, uno de los mejores Volkswagen de la historia se ha convertido en uno de los grandes olvidados. Algo así como lo que le está sucediendo a otro gran coche como el Kia Stinger.

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