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Prueba del Peugeot 308 GT diésel: lógico… pero picantón

Sensaciones encontradas con un buen balance general.

prueba del peugeot 308 gt diésel

Ya tenía ganas de hacer la prueba del Peugeot 308 GT diésel. Bueno, en realidad de cualquier modelo de la firma del león, ya que se trata del primer vehículo de la empresa gala que traemos tanto a la web como al canal de YouTube de HolyCars. Y eso no podía ser, ya que se trata de un vehículo que, mes tras mes, se convierte en uno de los coches más vendidos de nuestro país. Un compacto que, eso sí, ya tiene sus años.Suscríbete al canal de YouTube de HolyCarsAl fin y al cabo, el segmento C, al que pertenece, es uno de los que más triunfan en cuanto a matriculaciones junto a los urbanos y SUV pequeños y compactos. Por ahora no tenía opiniones del Peugeot 308 GT diésel, pero tras ponerme a sus mandos he descubierto unas cuantas cosas que me gustan mucho… y otras que no me han entusiasmado tanto. En general, es equilibrado, pero lo mejor es que te lo cuente todo con pelos y señales.

Prueba del Peugeot 308 GT diésel

Sobrio, aunque con un toque original

El Peugeot 308 de esta prueba es uno de esos tantos compactos con una imagen deportiva. En este caso está relativamente justificado. A pesar de que no es la versión más deportiva del 308, sí que se trata de la variante diésel más potente. Nos lo dice a través de, entre otros, unas llantas de 18 pulgadas, una parrilla oscurecida, un difusor con una doble salida de escape… simulada (¡puaj!), unos paragolpes más agresivos o de detalles rojos en el frontal.

En cuanto a medidas, es un compacto al uso. Viene a ser similar a un Seat León, y la distancia entre ejes es de 2,62 m. Por lo demás, su imagen es algo veterana, aunque en este acabado GT resulta muy atractiva. Sufrió un ligero lavado de cara hace algo más de un par de años, y los grupos ópticos le dan mucha personalidad. Especialmente los traseros, con esa simulación de zarpazo de león.

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Un puesto de conducción sin igual

En esta prueba del Peugeot 308 se ha confirmado lo que ya me temía. ¡Me encanta el puesto de conducción! Es su rasgo más característico, el i-Cockpit. Se define a través de un volante situado en una ubicación muy bajita, y que tiene un aro muy grueso y un diámetro pequeñito. Todo ello hace que la instrumentación se vea por encima de él, y no a través del mismo. Una instrumentación un poco rara, todo hay quedecirlo.

¿Por qué? Pues porque mientras que la aguja del cuenta kilómetros va en el sentido de las agujas del reloj, como siempre, la del cuenta vueltas lo hace en sentido contrario. Resulta algo confuso. Las levas tampoco me gustan mucho. No son demasiado pequeñas, algo que me encontré, por ejemplo, en la prueba del Seat León Cupra R ST 2020, pero están fijas a la columna de dirección. No son solidarias con el giro del volante. Cuestión de gustos, supongo.

La consola central es muy sencilla. Minimalismo al poder. Mis opiniones del Peugeot 308 GT varían en función de lo que me voy encontrando, porque mientras que el puesto de conducción me encantaba, no me gusta que la climatización se maneje a través de su gran pantalla multimedia. Pocos botones bien, solo uno para el volumen, mal. Eso sí, el display es rápido, se ve bien y tiene conectividad total.

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Los huecos del habitáculo, por otro lado, son muchos, pero quitando los de las puertas son muy pequeños. Ahora bien, la calidad de los materiales utilizados es muy buena. Solo hay plásticos duros en las partes bajas, y los ajustes son excelentes. Además, el negro piano no abunda: un 10 por esto. Y el pomo del cambio de marchas es curioso. Parece un delfín saliendo del túnel de transmisión, y resulta ergonómico.

¡Qué maleterazo!

Las plazas traseras no son muy espaciosas. Un adulto de mi talla, que mido 1,80 m de altura, apenas tiene amplitud ni para la cabeza ni para las piernas. Al empezar esta prueba del Peugeot 308 GT diésel pensé que sería más grande detrás, la verdad. Esta unidad, no obstante, tiene equipado el techo solar, lo cual hace que la sensación de espacio sea mayor siempre que dejes entrar la luz, porque no se puede abrir.

La plaza central es mullida, pero por anchura se va un poco encajonado. No hay salidas de climatización ni puertos USB, pero sí una toma de enchufe convencional. Un puntazo. Si vas, por ejemplo, con un PC, puedes cargar su batería y seguir trabajando. Y también me gusta que haya, a través del reposabrazos, acceso directo al maletero, como en la prueba del Cupra Ateca 2020.

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Un maleterazo, por cierto. Cuenta con un espacio de 420 litros. Es lo mejor que tiene, está muy por delante de su competencia. La apertura es manual y la boca de carga es amplia. Además, las formas son regulares en el interior. Nuestra unidad de la prueba del Peugeot 308 GT diésel viene también con un cubre suelos de plástico para que no se manche la moqueta. Fetén. ¿Quieres más? Pues al abatir los asientos la amplitud crece hasta los 1.228 litros.

Prueba del Peugeot 308 GT diésel: equilibrio general

Vamos a lo importante en esta prueba del Peugeot 308 GT diésel. ¿Cómo va en marcha? Pues para empezar, la visibilidad es muy buena, salvo la del espejo retrovisor central, que es muy pequeño. En lo que respecta a vibraciones y sonoridad, está bien aislado. No hay ruido del viento ni de rodadura, aunque sí de motor. Es de los motores diésel que más traqueteo tienen de los que he probado últimamente.

La puesta a punto de la suspensión es excelente. Lleva McPherson delante y eje torsional detrás, una configuración sencilla pero, en este caso, efectiva. En los cambios de apoyo el coche te da mucha seguridad, pues se mantiene estable. Sin embargo, a la hora de pasar por baches y terrenos algo peor mantenidos no resulta para nada incómodo. Cuenta con un equilibrio estupendo.

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Existen tres modos de conducción, y siendo sinceros, el comportamiento cambia bastante. Está el Eco, para ahorrar combustible, el Normal, que no tiene nada especial, y el Sport. Este último tiene chicha. La instrumentación adquiere un tono rojo y la prueba del Peugeot 308 GT diésel se vuelve más emocionante. ¡Pero espera! ¡El sonido de un motor ‘gordo’ sale por los altavoces! No me gusta nada eso, ya que si abres la ventanilla escuchas el de verdad.

Ahora bien, si te olvidas de eso, la nota roza el sobresaliente. El hecho de que no sea un peso pesado también ayuda en la dinámica de conducción. La dirección me resulta bastante directa visto lo visto en los coches modernos, y los frenos trabajan bien. Son proclives a la fatiga si le das mucha caña, pero este tampoco es un coche para irse de tramo.

Cabe destacar también, que en mi opinión del Peugeot 308 GT juega un papel importante la caja de cambios. Es la nueva EAT8 de PSA, la misma que tuvimos en la prueba del Citroën C5 Aircross 2020. Es muy suave y las transiciones entre marchas ni se notan. Está fabricada por Aisin y para ser una de convertidor de par no es nada lenta. No llega a la ZF de BMW o Volvo, pero cumple con creces.

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¿Qué tal el motor?

El motor de esta unidad de la prueba del Peugeot 308 GT diésel es un 2.0 BlueHDi turbodiésel de 2.0 litros y 177 CV de potencia. Aun así, lo que me llama poderosamente la atención es la cifra de par motor máximo: 400 Nm. ¡Qué burrada! No le falta fuerza en ningún punto del rango de revoluciones, salvo en la más alta, en donde la fuerza se ‘muere’. En general, el empuje es bestial.

Se trata de un propulsor que cumple muy bien por prestaciones, pues hace que el Peugeot 308 GT de esta prueba acelere de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos y alcance una velocidad máxima de 225 km/h. El consumo homologado según el ciclo WLTP es de 5,9 l/100km, y aunque la realidad es que sube algo menos de un litro por cada km, me parece que la cifra es muy buena.

Conclusión de la prueba del Peugeot 308 GT diésel

La prueba del Peugeot 308 GT diésel me ha demostrado que los franceses saben hacer las cosas muy bien, aunque tiene algunos lunares. En general, se trata de un coche muy equilibrado, que tiene un muy buen chasis y una fuerza suficiente como para divertirte en una carretera de curvas… sin dejarte el sueldo en combustible. Además, tecnológicamente está a la última y tiene unos acabados y ajustes de calidad.

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Sin embargo, mi opinión del Peugeot 308 GT diésel no es tan buena si hablamos de espacio interior en las plazas traseras, ya que el maletero es enorme y en eso no tengo nada malo que decir. Todo lo contrario. Detalles como el sonido deportivo artificial no me gustan, pero puedo vivir con ello si sus 177 CV y 400 Nm me empujan a diario con un consumo muy contenido. ¿El puesto de conducción i-Cockpit? Soy de aquellos a los que les encanta.

Nota HolyCars: 8.

Ficha técnica

  • Medidas (largo/ancho/alto): 4.253/1.804/1.472 mm.
  • Puertas: 5.
  • Plazas: 5.
  • Maletero: 420 litros.
  • Peso: 1.395 kg.
  • Combustible: diésel.
  • Motor: 1.997 cc.
  • Potencia conjunta: 177 CV.
  • Par motor máximo: 400 Nm.
  • Cambio de marchas: automático de ocho velocidades.
  • 0 a 100 km/h: 8,2 segundos.
  • Velocidad máxima: 225 km/h.
  • Consumo de combustible en ciclo combinado: 5,9 l/100km.

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