En esta prueba del Peugeot 3008 GT Line PureTech 180 CV hemos tenido un dejavú. ¿Sabes esas veces en las que comes una fruta en su punto justo de maduración? Ni demasiado dura ni demasiado blanda, y con el sabor perfecto. Pues eso es justo lo que le pasa a este francés, que entra de lleno y por derecho propio en la lista de los mejores SUV compactos que puedes comprar en este momento. Un producto redondo, lo mires por donde lo mires.
Por lo tanto, no es de extrañar que las opiniones del Peugeot 3008 GT Line sean muy buenas. Sus ventas demuestran, desde que llegase la primera generación allá por 2017, que la acogida del público en relación a este galo ha sido espectacular. Ahora acaba de sufrir una ligera renovación que le ha puesto al día, actualizando su diseño y algunos elementos más. De esta manera, se mantiene fresco a mitad de su vida comercial. ¡Y qué frescura!
Prueba del Peugeot 3008 GT Line PureTech 180 CV
Es diferente, y eso gusta
El diseño del Peugeot 3008 ha cambiado poco en relación al modelo saliente. Eso sí, en donde más se notan las modificaciones es en el frontal. Hay dos aspectos que destacan por encima de los demás. Uno es el relativo a las luces diurnas, con la ya clásica forma de colmillo de león que predomina en el resto de modelos de la firma gala. Y el otro es el que concierne a la parrilla frontal, que ha crecido y que integra unos adornos muy trabajados bajo los faros. Es como si esa parte estuviera pixelada y bajo mi punto de vista le queda realmente bien.
Además, en los bajos tiene protecciones y también un símil de aluminio que le da un toque muy fino. Lateralmente es un coche súper original, con un techo bicolor, un pilar C que sube a medida que se acerca a la zaga y una línea de cintura muy marcada al inicio y al final del perfil. Por otro lado, son 22 cm de altura libre con respecto al suelo. Mientras que la longitud, anchura y altura son de 4,45, 1,84 y 1,62 m, respectivamente. Además, la distancia entre ejes llega hasta los 2,68 m, y esta unidad equipa unas bonitas llantas de 19 pulgadas.
La zaga sigue prácticamente igual, pero hay varios detalles diferenciadores. El diseño interior de los grupos ópticos, unidos en el centro por una moldura negra que le aporta originalidad, ha cambiado ligeramente. Además, ahora añade intermitentes dinámicos. El portón tiene unas formas muy limpias solamente interrumpidas por el espacio para la matrícula, y de nuevo nos encontramos con las protecciones plásticas en los bajos, así como con un elemento cromado en la parte superior de los paragolpes.
Calidad ‘de la buena’
Entrando en el habitáculo pasa lo mismo que en el resto de Peugeot, y es que el puesto de conducción i-Cockpit llama la atención sobre todo lo demás. Consta de un volante pequeño, grueso y no del todo redondo, rollo gamer, que se sitúa muy bajo. De esta forma, la instrumentación digital, reflejada en una pantalla de 12,3 pulgadas, se ve por encima del mismo. Yo he de reconocer que esta configuración me gusta y mucho. Sin embargo, no es para todo el mundo y te recomiendo que pruebes el coche antes de comprarlo por si no te agrada la disposición general.
Era igual, por cierto, en la unidad de nuestra prueba del Peugeot 2008 GT Line. La información del cuadro digital es clara siempre y se puede modificar a través del botón de los modos de conducción, situado al lado del cambio de marchas. Los botones del volante son físicos y añade un satélite en la parte izquierda para manejar el control de velocidad. Me parece poco intuitivo ya que sentado en la plaza del conductor no se ve nada.
Los asientos, eso sí, son comodísimos. No sujetan nada mal el cuerpo, pero si por algo destacan es por su nivel de mullido y comodidad. Además, en esta versión vienen tapizados en un cuero de muchísima calidad, y la regulación es eléctrica, aunque solo en el del conductor. La consola central mola, tiene un poco pinta de nave espacial. La pantalla multimedia tiene conectividad total con Android Auto y Apple CarPlay. Mide 10 pulgadas y el sistema es fácil de manejar, aunque los grafismos me parecen un poco anticuados.
No me gusta que integre el sistema de climatización en la misma, pero al menos el audio tiene botón físico para subir y bajar el volumen. Además, el resto de funciones se selecciona a través de los también botones físicos que hay bajo los aireadores. Imitan a las teclas de un piano o ya digo, de una nave espacial. Y alrededor del cambio de marchas, que tiene forma como de delfín saltando hacia adelante, hay un poco de negro piano, pero no abunda.
Por cierto, se puede cambiar de marcha también a través de las levas que hay fijas tras el volante. Me gustaría que se moviesen al girar, pero eso es más cuestión de gusto que de otra cosa. Además, los huecos que hay son abundantes y, sobre todo, muy grandes. El que hay bajo el reposabrazos central es muy ‘bestia’, cabe hasta una botella de litro y medio y sigue sobrando espacio. Y para acabar, calidades. El ensamblaje y los ajustes son de diez, está muy bien hecho. Además, hay unas molduras en madera que dan muy buen aspecto, no parecen del chino.
Bien detrás, muy bien por maletero
Como buen SUV compacto, apertura de la puerta y espacio para entrar son muy buenos. Hay que recordar que este tipo de vehículos tiene un planteamiento familiar, así que es normal que cuenten con todas las comodidades posibles. El espacio no es de los mejores de la categoría, pero cumple. No obstante, no hay mucha amplitud para los pies, hay que colocarlos bajo la banqueta del asiento delantero. Lo que sí que incluye son salidas de climatización y dos puertos USB.
Me gusta mucho que el techo solar se deslice hasta atrás del todo, le da mucha luminosidad al habitáculo. Y otro punto a destacar es que el túnel de transmisión es casi plano, no hay un montante que sobresalga demasiado. No faltan tampoco el reposabrazos central ni acceso desde la plaza del medio al maletero. Un maletero que es enorme: tiene 520 litros de capacidad. Y si necesitas más, puedes abatir los asientos y obtener 1.482 litros.
Prueba del Peugeot 3008 GT Line 180 CV: ¿qué tal en marcha?
Está claro que un motor como este, un PureTech de 1.6 litros con 180 CV de potencia y 250 Nm de par motor máximo, es más que suficiente para un coche de aproximadamente tonelada y media. No tiene un empuje de la leche pero solventa cualquier situación sin despeinarse. Eso sí, igual que en la prueba del Citroën C4 dije que no hacía falta la versión más potente, en este caso sí que considero que mucho mejor este que el de 130 CV. Son poco más de 1.500 euros extra a igualdad de versión y las diferencias en consumo son inapreciables.
Este motor homologa 6,9 l/100km de media, mientras que su hermano menos potente se queda en 6,5. Circulando en una conducción normal, se puede cumplir sin problemas. Sus prestaciones son bastante buenas, con 8 segundos registrados en la aceleración de 0 a 100 km/h y una velocidad punta de 222 km/h. Ahora bien, más allá de prestaciones, lo que prima en este francés es la comodidad de sus ocupantes. La puesta a punto del chasis y de la suspensión está preparada para filtrarlo todo.
En este sentido sí que podría decirse que este coche se ha ‘premiumizado’, con un prácticamente ruido nulo de rodadura, viento o motor yendo a cualquier velocidad legal. De hecho, ni siquiera los modos de conducción, que son tres, Eco, Comfort y Sport, influyen en esta comodidad. No obstante, lo que sí que es cierto es que tiene cierto dinamismo. No llega al de, por ejemplo, el que experimentamos en la prueba del Seat Ateca FR, pero sí que es más ágil y dinámico que un Hyundai Tucson o que un Skoda Karoq.
A su vez, el cambio de marchas en este caso es automático de convertidor de par. Se llama EAT8 y cuenta con 8 relaciones. Es, principalmente, silencioso y suave. Las transiciones no se notan. Ahora bien, hay ocasiones en las que a bajas velocidades le cuesta elegir una marcha. De todas formas, si quieres puedes cambiar manualmente a través de las levas, que por cierto tienen una construcción bastante sólida. Me gustan.
Motores, acabados y precio del Peugeot 3008 GT Line
El Peugeot 3008 tiene un precio de partida de aproximadamente 28.000 euros sin ningún tipo de ayuda o descuento. Ahora bien, una unidad como la de esta prueba sale por más o menos 40.500 euros. Los motores a elegir pasan por propulsores PureTech de gasolina de 130 y de 180 CV, y también se pueden escoger motores híbridos de 225 y de 300 CV.
Por su parte, el cambio puede ser manual o automático, mientras que la tracción será delantera o total en función de la versión escogida. Además, los niveles de equipamiento se dividen en Active, Allure y GT, con su correspondiente extensión Pack en cualquiera de ellos. Lo cierto es que uno de los valores añadidos del Peugeot 3008 de esta prueba es la variedad de configuraciones que ofrece.
Conclusión de la prueba del Peugeot 3008 GT Line PureTech 180 CV
Entonces, ¿cuál es la conclusión después de hacer la prueba del Peugeot 3008 GT Line PureTech 180 CV? Pues la verdad es que se trata de un vehículo perfecto para multitud de usuarios. Una de las opciones a tener muy en cuenta sobre todo si tu estilo de vida es familiar. Tiene un maletero superlativo por espacio y su calidad de fabricación exhibe unos estándares propios de un coche premium. No tiene nada que envidiarle a nadie.
Eso sí, en este análisis del Peugeot 3008 GT Line no puedo pasar por alto el repetirte que tienes que acostumbrarte al puesto de conducción. A mí me gusta, y no poco. Más allá de eso, nos encontramos con una de las alternativas más interesantes del segmento por su ya mencionada amplitud, una gama de motores que consume muy poco combustible, un alto nivel de tecnología y un diseño diferencial. Su precio es algo más alto que el de algunos rivales, pero está completamente justificado.
Nota HolyCars: 8,5.
Ficha técnica
- Medidas (largo/ancho/alto): 4.447/1.841/1.624 mm.
- Puertas: 5.
- Plazas: 5.
- Maletero: 520 litros.
- Peso: 1.504 kg.
- Combustible: gasolina.
- Motor: 1.598 cc.
- Potencia: 181 CV.
- Par motor máximo: 250 Nm.
- Cambio de marchas: automático de convertidor de par y ocho relaciones.
- 0 a 100 km/h: 8,0 segundos.
- Velocidad máxima: 222 km/h.
- Consumo de combustible en ciclo combinado: 6,9 l/100km.
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De pequeño no tenía muchos amigos que no tuvieran ruedas. Esa marginación me ha hecho crecer hasta ser el gran (y humilde) profesional que soy hoy en día. Petrolhead incurable y adicto a mi trabajo; y va bastante más de un lustro. Me apasiona el sushi y tengo más imaginación que yo que sé. Gasolina de 98 para tomar aquí, por favor.