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Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV: ¿merece la pena el híbrido enchufable?

Un SUV híbrido enchufable puede ser muuuuy eficiente... dependiendo de cómo lo uses. ¿Quieres ver si encaja contigo?

Todavía estoy algo escéptico cada vez que cojo un coche de prensa movido por energías alternativas. Y esta prueba del Mitsubishi Outlander PHEV no iba a ser menos, claro. Comprar un SUV híbrido enchufable es una buena idea, pero tienes que tener bien claro cómo y para qué lo vas a utilizar. También si te compensa por tus circunstancias, porque quizás no encaje con tu forma de vida. O a lo mejor sí, y es una de las mejores compras que vas a hacer en tu vida. En fin, que para eso estoy yo aquí; para contarte si merece la pena o si no.

Un motor que da de sobras

El motor del Mitsubishi Outlander PHEV, o mejor dicho, su sistema de propulsión, da para una buena explicación. Por un lado tiene un motor atmosférico de gasolina de 2.4 litros y 125 CV de potencia. Por otro, dos motores eléctricos, uno situado en el eje delantero y el otro en el trasero. Estos desarrollan 82 y 95 CV, respectivamente. Pero a lo que importa: la cifra total resultante de unir estos tres motores es de 230 CV. El coche es pesado, pues no alcanza las dos toneladas por un pelo. Sin embargo, no me negarás que con esa potencia da para mucho.

Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV

Antes de meterme con la conducción, en donde te explicaré los modos que hay, debes saber qué puede hacer este SUV japonés. Tiene una batería con 13,8 kWh de capacidad y, según la marca y el ciclo de homologación WLTP, le permite recorrer hasta 54 km en modo 100% eléctrico. Esto es lo más interesante de este coche y gracias a lo cual obtiene la etiqueta 0 de la DGT. No obstante, la cifra real se mueve más bien en torno a los 40 km. Que ya está bien.

El consumo homologado es de 1,8 l/100km, pero para conseguirlo has de agotar primero toda la autonomía eléctrica y entonces, y solo entonces, tirar del motor de combustión interna. Incluso así, la media de consumo del Mitsubishi Outlander PHEV ronda los 2,5 o 3 l/100km. ¿Un dato interesante? Por supuesto, en especial si tienes a mano las tomas de carga que necesites y lo vas a utilizar generalmente para trayectos urbanos o interurbanos de no mucha distancia. Ahí brilla más que el sol en el centro de Sevilla en una tarde de agosto.

Sensaciones encontradas en conducción

Analizar la conducción de este coche requiere entender para qué está concebido. No puedes esperar grandes cosas de él en cuanto a agilidad, ya que se ve realmente lastrado por sus condiciones. A su gran peso hay que sumarle que es un coche largo, de 4,70 m de longitud, estrecho, con 1,80 m de anchura, y alto, muy alto. 1,71 m. Sus fortalezas están en otro lado, como por ejemplo en la comodidad.

Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV

Las inercias que te encuentras al trazar una curva son enormes y el balanceo de la carrocería es notable. Sin embargo, eso implica que la suspensión es comodísima y que el coche es una alfombra rodante. ¿Ruido aerodinámico? Casi nada. ¿De rodadura? Cero. ¿De motor? Pues solo si le pisas a fondo, que entonces suena bastante al revolucionar su mecánica de gasolina a través del ‘cambio’ de una sola relación. Olvídate de levas… que cambien de marcha.

Porque sí, curiosamente tiene levas. Están en el mismo sitio de siempre, son muy grandes y no se mueven con la columna de dirección. Pero sirven para otra cosa. ¿Para qué, entonces, si no es para cambiar de marcha? Pues para controlar la retención del motor y poder cargar más o menos su batería en las deceleraciones y frenadas. Tiene seis niveles: con la leva izquierda acentúas la retención y con la derecha la liberas un poco más. Resulta cuanto menos curioso.

Ahora voy con los modos de conducción, que es un tema que he dejado colgando algo más arriba. Puedes ir en modo EV, que es totalmente eléctrico de manera forzada por ti. En modo Sport, que el coche sale disparado cada vez que aceleras y puedes sentir algo más la conducción. Pero no es un coche ‘Sport’, es uno ‘Eco’. Y luego también tienes el modo Normal, el Save, que guarda la carga de la batería para cuando te apetezca, y el Charge, que es en el que el propulsor térmico utiliza su energía para recargar la batería.

Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV

En cualquier caso, en el ordenador de a bordo de la instrumentación ves un tríptico digital con el motor, la batería y las ruedas. Ahí es donde puedes ver en tiempo real dónde está yendo la energía. Ya lo había visto en algún coche coreano que he probado y me encanta este detalle. Eso sí, olvídate del cuentarrevoluciones porque no existe. En su lugar hay un reloj que te indica de manera analógica si estás en modo eléctrico, cargando la batería o utilizando el motor de gasolina.

Ya te he dicho, no es un vehículo para correr ni para ofrecer sensaciones, así que la dirección, aunque es más directa de lo que me esperaba, te da muy poca información de lo que hay debajo de las ruedas. A cambio, esta prueba del Mitsubishi Outlander PHEV me ha vuelto a demostrar que se puede disfrutar de un coche de otra manera que no sea a fuego. Para viajar con la familia lo veo idóneo. O para ir al supermercado. O al cine, el centro comercial, o cualquier otra actividad con más personas, contaminando poco y de manera tranquila. Además, no se me ocurren muchos rivales en el mercado, por no decir ninguno.

Fuera del asfalto da el apaño

El Mitsubishi Outlander híbrido enchufable no es un todoterreno al uso. Olvídate de él si lo que quieres hacer con él es algo parecido a correr el Dakar. Se trata de un coche con una filosofía diferente, más SUV que todoterreno. Sin embargo, su sistema de tracción a las cuatro ruedas sí que permite algunas alegrías fuera del asfalto. A esto también ayuda su altura libre al suelo, ya que al ser un coche bastante alto se ve favorecido por ello para superar obstáculos o caminos sencillos que no se encuentren pavimentados.

Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV

Durante la prueba quise experimentar con él en este sentido y me alegra decirte que si no vas a hacer mucho el bestia en offroad, cumple perfectamente. Le apreté las tuercas en una subida sencilla, con el firme lleno de piedras y algo de barro, y subió sin demasiados problemas. Además, también lo metí en caminos con alguna trialera sencilla y salió igualmente airoso. ¿Es un TT? Pues no, pero para un uso no muy exigente en campo, tierra, barro, nieve o piedras… da el apaño.

Amplio y cómodo por dentro

Entrar y salir del coche ha sido una de las cosas que más me llamó la atención al iniciar la prueba del Mitsubishi Outlander PHEV por su facilidad. De nuevo su altura le ayuda en este aspecto, y si bien las puertas podrían tener algo más de apertura, lo cierto es que a penas has de modificar tu posición natural para meterte en el habitáculo. En este sentido, colocar una sillita para bebés o niños pequeños es pan comido, mucho más fácil que el en resto de coches del mercado.

Los asientos son realmente cómodos, acorde con el cometido de este coche. Su tapicería es de buena calidad, así como la mayoría de materiales que componen la cabina. Hay lagunas, como en los paneles de las puertas con plástico duro o en una consola central que abusa del negro piano. Pero en general todas las partes a las que llegan las manos tienen un buen tacto. En los ajustes sí que no hay ninguna pega: son excelentes.

Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV

Algo que me choca mucho es la disposición de los mandos. Se le nota que no es un coche alemán, en donde todo está donde tiene que estar. Te harán falta un par de días de aclimatación para ver que, por ejemplo, los botones de los modos de conducción están repartidos por la consola central y el túnel de transmisión. O que el volumen del sistema de audio es táctil, algo que a mi en particular no me gusta nada. Cuestión de gustos, supongo.

También creo que un coche de esta categoría debería tener regulación eléctrica en los asientos en su nivel de equipamiento intermedio o alto, o sistema de navegación. Pero eso es algo que no pasa solo en Mitsubishi. No obstante, dispone de calefacción en los asientos y otro tipo de comodidades, así como mucho espacio. La visibilidad es genial y en los asientos de detrás caben tres personas sin problemas, y bien altas si es necesario. El túnel de transmisión es casi inexistente. Y en el maletero te cabe casi una mudanza, con sus aproximadamente 500 litros.

¿Cómo es por fuera?

Grande. Muy grande. En esta prueba del Mitsubishi Outlander PHEV me he dado cuenta de que se trata de un coche que da la sensación de ser grande, y que realmente lo es. Está pensado para los gustos americanos, no hay duda. Cuenta con un frontal en el que destaca una pedazo de parrilla cromada. Eso sí, cromados por todos lados. Unido a un color extrañísimo y muy curioso como el de esta unidad, que es negro pero al darle el sol se vuelve ¿marrón?, parece un coche ‘gangsta’. Típico de videoclip de rap americano. Y la verdad es que mola, tiene una estética muy chula a mi parecer.

Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV

Se trata del acabado Kaiteki, que viene hasta arriba de equipamiento. Incluyendo un climatizador de dos zonas, llantas de 18 pulgadas, tapicería de piel, volante multifunción o diversos sistemas de ayuda a la conducción. Con respecto a la versión no enchufable lo único que te encontrarás diferente será alguna que otra insignia distintiva de esta variante y la toma de carga en la parte trasera derecha del vehículo, justo al lado opuesto de la del combustible.

En el lateral también hay cromados y destaca la falta de líneas de tensión, pues solo está la que marca la cintura del coche. La parte trasera denota la misma imagen de robustez que el frontal, con una moldura cromada que recorre el portón trasero a lo ancho y unos faros grandes y enrojecidos que le quedan que ni pintados. Genial.

Conclusión y precios del Mitsubishi Outlander PHEV

Me parece que este es un coche perfecto para todas aquellas familias que necesiten un modelo cómodo, amplio y de cierto lujo. Y que además vivan en grandes ciudades con restricciones de contaminación, porque a este Mitsubishi Outlander PHEV le dan igual gracias a la etiqueta 0 y a su autonomía eléctrica. Además, cargarlo por completo lleva unas cinco horas y pico o seis en casa, así que con enchufarlo todas las noches en casa sería suficiente. Eso sí, si lo que vas a cubrir son largas distancias de manera asidua, entonces quizá no es el coche más adecuado para ti.

Prueba del Mitsubishi Outlander PHEV

Los precios están bastante ajustados. Hay tres niveles de equipamiento: Motion, Kaiteki (el de nuestra prueba) y Kaiteki+. Ya desde el primero viene equipado hasta los dientes y no hay excesivas diferencias entre un acabado y otro, simplemente detalles. El precio comienza en 34.345 euros y, sinceramente, por esa cantidad no hay rivales que ofrezcan lo mismo. Ni por concepción, ni por ecología ni por espacio.

Nota Holycars TV: 8.

Ficha técnica del Mitsubishi Outlander PHEV

  • Medidas (largo/ancho/alto): 470/180/171 cm.
  • Puertas: 5.
  • Plazas: 5.
  • Maletero: 498 litros.
  • Peso: 1.955 kg.
  • Combustible: gasolina y electricidad.
  • Motor: 2.4 litros y otros dos eléctricos.
  • Batería: 13,8 kWh.
  • Potencia total: 230 CV.
  • Cambio de marchas: automático de una sola relación.
  • 0 a 100 km/h: 10,5 segundos.
  • Velocidad máxima: 170 km/h.
  • Consumo de combustible en ciclo combinado: 1,8 l/100km.

Galería de imágenes del Outlander PHEV