Os propongo un ejercicio mental: si os digo las palabras Mercedes-Benz y AMG, ¿qué es lo primero que se os viene a la cabeza? Va, que os dejo pensar. Tic, tac, tic, tac… ¡tiempo! Seguro que no habíais tenido en consideración una prueba del Mercedes-AMG CLS 53.
Más allá de los modelos en los que hayáis pensado, estoy prácticamente seguro de que tienen un motor de más de 6 litros de cilindrada y una potencia que se acerca peligrosamente –si no supera- los 600 CV, como este espectacular Mercedes-AMG G 63. Pero a posiblemente también hayáis sentido una sensación agridulce al pensar que estos enormes motores con sonido celestial tienen los días contados a causa de la retahíla de normativas anticontaminación que se nos aplican día sí día también, y que cada vez son más estrictas.
Mientras ese momento no llegue, una de las diversas soluciones que muchas marcas están implementando es la de hibridar su gama de productos, fusionando un motor de gasolina con uno eléctrico.
Esa solución es la que se le ha aplicado al Mercedes-AMG CLS 53, uno de los coches más fiables del mercado según el último estudio realizado por J.D. Power. Se trata de una berlina de estilo coupé que dispone de un motor de 3 litros y 435 CV con tecnología Mild-Hybrid gracias a la cual obtiene la pegatina ECO de la DGT. En cualquier caso, luego comentaré algunos detalles de este motor tan complejo tratando de no aburriros demasiado, porque se las trae. Mientras tanto, ¿qué os parece si analizamos su aspecto?
- Elegante y deportivo a la vez
- Un interior muy tecnológico
- ¿435 CV y etiqueta ECO?
- Cómo se comporta
- Conclusión: ¿merece la pena?
Exterior: coupé deportivo y berlina elegante
Os voy a ser completamente sinceros: cuando vi el Mercedes-Benz CLS por primera vez en su presentación oficial pensé: mola mucho por delante pero, ¿qué narices ha hecho Mercedes con la parte trasera? Con lo bonito que era el anterior… Igual a vosotros os pasó algo parecido, pero en mi caso os puedo asegurar que con el paso del tiempo me he ido acostumbrando, y que en persona gana mucho. Y si además se trata de la versión Mercedes-AMG CLS 53 de esta prueba, el CLS acaba por gustarte.
Dejemos las cosas claras: por delante el coche es precioso. La parrilla frontal en forma de rejilla típica de AMG, los detalles cromados, las entradas de aire sobredimensionadas… realmente se ve agresivo, sobre todo en este espectacular color negro que le da el toque “malote” que le falta a un color blanco o plata.
Su lateral es la parte que más respeta el diseño de la anterior generación, por lo que sigue pareciendo la misma berlina de estilo coupé que siempre ha sido el CLS. La cintura es muy alta y las ventanas muy pequeñas, aportando una sensación de coche deportivo pero elegante. Sensación que, en esta versión, se ve acentuada por el distintivo “Turbo 4Matic+” ubicado en las aletas laterales delanteras, las llantas de 19 ó 20 pulgadas y los grandes frenos, perforados de 370 mm y cuatro pistones delante y de 360 mm y un pistón detrás.
Eso sí, el techo ha perdido parte de su caída y ahora se asemeja más a una berlina “clásica” de tres volúmenes. Pero eso tiene una sencilla explicación: el CLS debe diferenciarse de su hermano mayor, el AMG GT 4 puertas coupé, que dispone de motores más potentes y una estética aún más agresiva.
Finalmente pasamos a la polémica parte trasera que ha acabado por gustarme, aunque no la puedo considerar la más bonita del segmento. Los faros traseros se integran en el portón, y quedan cortados por su parte superior de una forma un tanto abrupta. Sobre gustos no hay nada escrito, pero personalmente prefiero el diseño de la zaga del AMG GT de 4 puertas. Eso sí, de su deportividad nadie puede dudar, ya que detalles como el spoiler (que puede ser de fibra de carbono), las branquias laterales o las salidas de escape circulares le aportan un toque AMG muy molón.
Interior: pantallas por doquier y mucha fibra de carbono
El interior del Mercedes-AMG CLS 53 de esta prueba es uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar en el mercado de cómo hay que combinar la elegancia, el diseño y la deportividad. Para empezar, lo que más sorprende son sus enormes pantallas que hacen las veces de instrumentación y display central. Es algo ya habitual en la marca, pero no deja de ser una pasada encontrarse con dos monitores que pueden ser de hasta 12,3 pulgadas cada uno. En total suman 24,6 pulgadas… ¡el monitor que tengo frente a mí mientras escribo estas líneas es más pequeño!
En ellas se puede visualizar todo tipo de información: velocidad, revoluciones, estado del vehículo, navegación, sistema multimedia, climatización… Y en el caso de la versión AMG, existe un menú que aporta un extra de información sobre la potencia y el par del motor en tiempo real, la temperatura del aceite del motor y de la transmisión, las fuerzas G, la presión de los neumáticos, etc. Sólo le falta mostrar los tiempos por vuelta y la telemetría.
Pero no todo lo que se puede encontrar en el habitáculo es completamente digital. De hecho, la versión AMG dispone de una serie de detalles distintivos específicos que hacen que el interior del CLS 53 parezca el de un auténtico deportivo. Si os gusta la fibra de carbono, estáis de enhorabuena: todo el salpicadero, la consola central y los paneles de las puertas disponen de este material. Y no precisamente en forma de pequeñas inserciones, ya que Mercedes-AMG no ha escatimado a la hora de distribuirlo por toda la cabina.
Estamos de acuerdo en que los detalles deportivos en color rojo molan, ¿no? Pues en esta prueba del Mercedes-AMG CLS 53 me he encontrado una gran cantidad de elementos en ese color, que realzan la deportividad del modelo. Todas las costuras del volante, el salpicadero, las puertas o los asientos (que tienen una tapicería específica) tienen pespuntes en rojo; la parte superior del volante también tiene una tira en este tono que nos indica si las ruedas están rectas… ¡hasta los cinturones son rojos! No hay duda, en el habitáculo del CLS se respira deportividad y lujo a raudales.
Finalmente, conviene mencionar una de las más importantes novedades del Mercedes-AMG CLS 53 en esta generación: detrás dispone de tres plazas, abandonando la tradicional configuración de 2+2. Eso sí, aunque el espacio para la cabeza en las plazas traseras sea bueno pese a la caída del techo, la plaza central trasera no destaca especialmente por su comodidad, y el enorme túnel central hace que sea un asiento de emergencia.
Prueba del Mercedes-AMG CLS 53: ¿435 CV con pegatina ECO?
Pero vamos al punto más importante en esta prueba del Mercedes-AMG CLS 53: el motor. Prueba de decirle a alguien que te responda si cree que un coche con un motor gasolina de 3 litros, 6 cilindros y 435 CV puede circular libremente durante los episodios de contaminación. Seguramente te habrá dicho que no, y realmente es la respuesta más lógica. Pero gracias a la hibridación ligera, esa restricción no es problema para el CLS 53, que dispone de una red eléctrica de 48 voltios que le permiten obtener la pegatina ECO de la DGT.
Ojo, que tener este distintivo ambiental no solo le permite circular estas zonas restringidas al resto de los mortales (que no lleven un coche eléctrico), sino que también suponen un beneficio fiscal en el impuesto de circulación, descuentos en peajes, acceso a los carriles BUS-VAO y la gratuidad del impuesto de matriculación.
Y todo esto es posible al mismo tiempo que se disfruta de un motor de gasolina espectacular. De hecho, no hay que entender que un coche “Mild-Hybrid” como este tiene un motor eléctrico y otro de gasolina que muevan las ruedas. De esa función se encarga exclusivamente el motor de combustión, pero el sistema eléctrico le proporciona una ayuda.
Atentos, porque viene la parte técnica del asunto: entre el motor de gasolina y la caja de cambios del Mercedes-AMG CLS 53 se ubica un motor de arranque/generador de 48V –que la marca denomina EQ Boost- y que se encarga de aportar la energía de todos los sistemas auxiliares del coche, liberando al propulsor térmico de esas funciones y reduciendo el consumo.
Para conseguir que los 22 CV y 250 Nm de par que genera el sistema EQ Boost se transmitan al asfalto, cuando aceleramos a fondo pero aún nos encontramos en un régimen bajo de revoluciones –y por lo tanto el turbo aún no está trabajando a su máximo rendimiento- esta potencia es dirigida a un compresor volumétrico eléctrico que sobrealimenta el motor. ¿El resultado? Un empuje increíble desde bajas vueltas y en todo el rango de revoluciones que crea la sensación de estar al volante de un coche de más de 435 CV.
Al volante: deportividad confortable
Si habéis llegado hasta aquí, o bien me he explicado más o menos en el punto anterior, o bien os lo habéis saltado porque era un tostón. En cualquier caso, vamos a la parte de las sensaciones de conducción, que mola más que la clase de tecnología.
En parado, las sensaciones del CLS 53 son encontradas. Por un lado, es capaz de arrancar de forma muy silenciosa y comportarse como una berlina muy dócil y tranquila. Por otro, puedes pisar el acelerador para dar vida a los seis cilindros y escuchar el atractivo sonido deportivo proveniente del motor y el sistema de escape. Eso sí, por muy bien que pueda sonar, que nadie espere el rugido del típico motor V8 de Mercedes. Ese papel queda reservado para el AMG GT de 4 puertas.
Como suele ser habitual, tanto el sonido como la configuración de la suspensión, la dirección o la respuesta del acelerador dependen del modo de conducción que seleccionemos. Si circulamos en modo Eco o Comfort el Mercedes-AMG CLS 53 de esta prueba se parece más a una gran berlina alemana para tragar quilómetros por la Autobahn que no a un deportivo. Pero si elegimos los modos Sport o Sport+, se olvida de sus casi 5 metros de largo y más de 1900 kg y se prepara para ir rápido, muy rápido.
Tan rápido como que pasa de 0 a 100 en 4,5 segundos. Y su tracción integral 4Matic, aunque priorice la entrega de potencia al eje trasero, dota la berlina alemana de un agarre espectacular que te hace quedarte pegado al asiento en cuanto hundes el pie derecho en el acelerador. Que nadie se piense que por el hecho de tener un cambio automático y un sistema de hibridación ligera se ha perdido la posibilidad de cambiar de marcha mediante las levas, ya que el cambio AMG Speedshift TCT 9G de convertidor de par permite seleccionar cuál de las 9 velocidades queremos engranar.
A pesar de todo, y como suele ser habitual en este tipo de coches, la conexión entre el conductor y la caja de cambios es algo artificial, y la dirección no destaca por ofrecer una gran información acerca de lo que está pasando en el asfalto.
Aun así, he de reconocer que el Mercedes-AMG CLS 53 es muy divertido por un tramo de curvas, ya que su agarre es increíble, la potencia espectacular y el sonido del motor acompaña. Se puede rodar a un ritmo realmente muy rápido para el tipo de coche que es, y en seguida te hace olvidar que a tus manos llevas una gran berlina. Pero todas aquellas carencias que pueda tener a la hora de afrontar un tramo revirado con respecto a un gran deportivo las compensa con un comportamiento ejemplar en carretera o autopista, donde se siente como en casa.
Conclusión
Con la prueba del Mercedes-AMG CLS 53 me ha quedado claro que la marca de Stuttgart ha creado uno de los coches más polivalentes de su historia. De acuerdo, no es un vehículo utilitario que puedas aparcar en cualquier sitio, pero es una cómoda y práctica berlina de cinco plazas que te permite rodar muy rápido en carreteras secundarias y ofrece un gran confort en autopista. Y además, su sistema de hibridación ligera te hace inmune a las restricciones de tráfico y contribuye a reducir ligeramente el consumo. ¿Su principal problema? Que vale 127.000 euros. Igual con el sorteo de la lotería de este fin de semana…
Mis padres dicen que cuando era pequeño me aprendí antes las marcas de coches que la tabla del 1. Ahora me sé todas las marcas, pero si sumo 2+2 me da decimal. Los coches son mi pasión, mi sueño era probarlos y escribir sobre ellos algún día… y aquí estoy. Aunque bueno, también me gusta la pizza y no ando escribiendo de ella por ahí.