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Prueba de la BMW S 1000 R: ¿La maxi-naked más completa del mercado?

Deriva de la S 1000 RR, así que la diversión está garantizada.

Prueba BMW S1000 R

Hoy vamos a hablar de una moto muy especial en la prueba de la BMW S 1000 R. Y es que estamos ante la moto naked más potente y rápida de BMW, que destaca porque muchos de sus componentes derivan de su hermana mayor, la S 1000 RR, una de las motos más deportivas y radicales que el dinero puede comprar.

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Ahora hablaremos del diseño, de la conducción y de otros apartados relevantes en la prueba de la BMW S 1000 R. Pero antes de empezar, déjame que te hable del motor. Es una auténtica animalada. Se trata de un motor tetracilíndrico que es capaz de generar una potencia de 165 CV y 114 Nm de par, por lo que ya no solo resulta más potente que algunos coches pequeños, sino que muchos SUV de tamaño medio. Dicho esto, ¡empecemos!

Prueba de la BMW S 1000 R

Agresiva y radical a partes iguales

A nivel visual el cambio más evidente de la BMW S 1000 R con respecto a la S 1000 RR se encuentra en la parte frontal, que pierde su asimetría tan característica para dar paso a un diseño más sofisticado y que monta un solo faro con tecnología Full-LED. A mí personalmente me parece brutal como le sienta esta combinación de color en el acabado Sport y los detalles en color amarillo fluorescente, que se combinan con una horquilla dorada que cuenta con 120 mm de recorrido y que se puede regular tanto en extensión como en compresión.

BMW S1000 R

La imagen que transmite en general esta BMW S 1000 R es muy radical y agresiva. El carenado frontal de esta naked (como bien dice su nombre) no es tan completo como el de su hermana mayor, por lo que deja a la vista algunas partes del chasis, motor y demás, sobre todo en la parte frontal. Y a medida que vamos avanzando hacia la parte trasera vemos como cada vez hay menos plásticos y se ve claramente parte de su esqueleto, como pasa con la S 1000 RR.

Hay perspectivas donde realmente se puede ver una gran similitud con la línea de la RR, en la cual la posición del depósito y la parte trasera quedan al mismo nivel y el colín cuenta con un ángulo algo más vertical y con un diseño súper afilado. Una particularidad que me gusta mucho en esta S 1000 R (especialmente si tenemos en cuenta que está completamente de serie) es que el porta placas no es demasiado grande. Aunque yo, lógicamente, lo cambiaría para poner uno más cortito. Y otra cosa curiosa es que la luz de freno va integrada en las luces de los intermitentes. Habrá gente a la que esto le guste mucho… y gente a la que no.

BMW S1000 R

Más potente que muchos coches

Seguimos avanzando en esta prueba de la BMW S 1000 R con el que, sin duda, es el apartado más impresionante: el del motor. Y es que el corazón de esta bestia es un propulsor tetracilíndrico que genera una potencia máxima de 165 CV a 11.000 rpm y 114 Nm de par a 9.250 vueltas. Esto hace que, si eres hábil, puedas acelerar de 0 a 100 km/h en 3,2 segundos y alcanzar una velocidad máxima de más de 270 km/h.

Vale, puede que la velocidad punta no impresione demasiado en comparación con la de la de la S 1000 RR, pero ya os aseguro que las recuperaciones y la capacidad de aceleración de esta máquina son de otro mundo. Este motor cumple con la normativa euro 5 y ahora es más ligero y más fácil de usar. De hecho, todo el conjunto tiene un peso en seco de menos de 200 kg, que teniendo en cuenta su longitud de más de 2 metros y sus prestaciones, están muy bien.

Prueba BMW S1000 R

Como en todo buen motor de cuatro cilindros nos encontramos con una respuesta muy lineal, y algo a destacar en esta moto es que el tacto del gas va tan fino que parece que te estés comunicando telepáticamente con el motor. De esta manera la potencia atómica de la BMW S 1000 R de esta prueba es mucho más dosificable en cualquier circunstancia  y hace que cojas confianza con ella muy rápidamente.

Unos modos de conducción que se notan

Una de las cosas que más me han sorprendido de esta moto es que transmite mucha seguridad, por lo que resulta muy fácil ir rápido con ella. Cuenta con tres modos de conducción totalmente de serie, aunque nuestra unidad cuenta con uno más: Rain, Road, Dynamic, y Dynamic PRO, permitiendo este último adaptar diferentes parámetros de la moto en función del escenario seleccionado.

Prueba BMW S1000 R

Tengo que decir que en esta moto sí que se notan los modos de conducción. Por ejemplo, en el modo Dynamic  la S 1000 R se transforma en un animal mucho más enfadado y agresivo con el que podrás ir muy rápido… ¡y aun así es una moto muy precisa y noble! Eso sí, creo que se merece una mención especial el quickshifter, que a bajas velocidades es suave tanto subiendo como bajando de marcha y al acelerar se vuelve muy rápido. ¡Nunca antes había probado nada igual en una moto! Además, al ser una pieza metálica sin plástico de por medio no te deja marca en los zapatos.

Y para compensar las altas velocidades que es capaz de alcanzar la S 1000 R BMW ha montado un potente equipo de frenado formado por dos discos delanteros de 320 mm y pinzas Brembo radiales de cuatro pistones, más otro trasero de 220 mm. Todo ello apoyado por el sistema ABS Pro, que está muy bien calibrado y es sensible a la inclinación y al modo de conducción seleccionado.

Prueba BMW S1000 R

Pese a todo, se muestra dócil 

De esta moto, así en general, una de las cosas que más me ha gustado (y que es compartida con el resto de modelos de la marca) es la calidad y los ajustes de la botonería que hay en el manillar, además de su pantalla TFT a color de 6,5 pulgadas que nos da muchísima información. Todos los mandos están donde deben estar y además navegar por la pantalla es muy fácil e intuitivo.

Todo ello facilita que la conducción de la BMW S 1000 R sea fantástica. El conjunto en sí me apasiona, pero es que encima la horquilla delantera, a pesar de su reducido recorrido y su firmeza, filtra bien las irregularidades del asfalto. Cuando cogemos un bache en curva no hace ningún extraño fuera de lo normal e intenta suavizarlo, por lo que está muy bien calibrada. Además, tanto la suspensión delantera como la trasera son regulables tanto en compresión como en extensión.

Prueba BMW S1000 R

Conclusión de la prueba de la BMW S 1000 R

Llegamos al final de la prueba de la BMW S 1000 R habiendo podido comprobar que no estamos ante una moto más, sino ante una verdadera máquina, Sin duda, esta es una moto de ensueño con la que puedes disfrutar en cualquier sitio gracias a su equilibrio. Sí, puede parecer extraño decir que una moto de 165 CV que deriva directamente de un modelo casi de competición es equilibrada… pero es que realmente lo es. En mi opinión, la S 1000 R es una de las  mejores maxi-naked del mercado.

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