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Mercedes SLK 55 AMG Tracksport: extra de picante, por favor

400 CV y una velocidad máxima de 302 km/h

Cuando algo es radical, ¿por qué no hacerlo aún más? Esto mismo pensaron los ingenieros de Mercedes cuando desarrollaron el colosal Mercedes SLK 55 AMG Tracksport, apellido que se corresponde con la versión más bruta, agresiva y deportiva del SLK. Sí, es cierto que el Black Series ya era de armas tomar, pero la firma de la estrella no tuvo reparos en someterlo a un ajuste de tuercas.

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Y es que estamos hablando de una época en la que el Mercedes SLK 55 Black Series era todo un portento de deportividad a principios de siglo. Mercedes se encargó de sacar a relucir su lado más radical y exprimirlo al máximo, pero había espacio para más. Ese «más» era el incombustible Tracksport, una edición limitada a 35 unidades que ayudó al deportivo alemán a subir de escalafón.

Mercedes SLK 55 AMG Tracksport: ¿por qué no?

Detrás de esa agresiva apariencia del Mercedes SLK Tracksport se esconde una puesta a punto a la altura. Acceder al habitáculo de esta variante suponía dejar atrás su condición de deportivo descapotable y enfrentarte a un coche, literalmente, de carreras. Adiós ornamentación y florituras, hola asientos bucket  y fibra de carbono.

La barra antivuelco también estaba incluida para reforzar el chasis y se sometió al ya de por sí ligero SLK 55 AMG a una importante reducción de peso -75 kilos menos para ser más exactos-. Esto fue posible gracias a un techo rematado en fibra de carbono, un escape free-flow y unos asientos tipo backet recubiertos en el mismo material.

En lo que a mecánica se refiere, el Mercedes SLK 55 Tracksport hacía uso de un imponente V8 atmosférico de 5.5 litros capaz de producir 400 CV. El 0 a 100 ocurría en 4,5 segundos y la velocidad máxima era de 302 km/h, unas cifras poco comunes ahora y menos aún en la época en la que militó este deportivo.

¿Lo más curioso de su historia? Que las 35 unidades producidas solo llegaron a Asia para competir en la copa la Copa Asia-Pacífico, pero cuentan las malas lenguas que se produjo una unidad número 36 que fue legalizada y con la que se podía circular por la vía pública.

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