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Los mejores Mazda de la historia, ¡viva el motor rotativo!

Una marca que siempre ha destacado por tener mucha más personalidad que el resto.

Mejores Mazda historia

Seguro que al pensar en los mejores Mazda de la historia te vienen a la cabeza unos cuantos modelos, pero menos que con otras marcas. Si te pasa no te preocupes, tiene una explicación: a diferencia de muchas marcas que iniciaron su producción de vehículos a principios del siglo pasado, Mazda presentó su primer automóvil de cuatro ruedas en el año 1960. Pero la empresa fue fundada en 1920… ¿a qué se dedicó durante 40 años?

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Pues bien, en 1920 el empresario Jujiro Matsuda compró la empresa de corcho Toyo Cork Company y la reconvirtió en una fábrica de maquinaria y equipos industriales. Poco a poco el automóvil se fue popularizando, de modo que la empresa se interesó en dicho sector. Rápidamente Matsuda cambió el nombre de la empresa por el de Ahura Mazda (deidad suprema del zoroastrismo y cuya pronunciación recuerda al apellido Matsuda) y fabricó su primer automóvil… de tres ruedas.

He dicho que en 1960 presentó su primer automóvil de cuatro ruedas, pero es que prácticamente tres décadas atrás había presentado el Mazda Go, un híbrido entre moto y pick-up cuya fabricación quedó interrumpida por la Segunda Guerra Mundial. Tras el parón obligado de todas las empresas para fabricar armamento, Mazda presentó el R360, un pequeño coupé biplaza con un motor de dos cilindros en V, 356 cc y 16 CV.

Apuesta por el motor rotativo

El Mazda R360 fue un éxito rotundo, y de ahí en adelante Mazda se convirtió en fabricante internacional. Uno de sus modelos más destacados fue el Cosmo Sport o 110S, el primer modelo de la marca en montar el motor rotativo que tanto caracterizaría sus modelos posteriores.

Lo curioso es que la apuesta de Mazda por ese tipo de motor tuvo muchos inconvenientes, ya que la crisis del petróleo de 1973 obligó a los ingenieros de Mazda a tener que reducir los consumos y emisiones de su motor estrella.

Desde aquel momento hasta la actualidad no todos los modelos de la marca han podido montar un motor rotativo, y lo que es peor: tras el cese de la comercialización del RX-8 en 2012 la marca no lo ha vuelto a usar. Pero eso no quita que algunos de los mejores Mazda de la historia lo hayan montado, como por ejemplo el RX-7 o el 787B ganador de Le Mans. Un coche, este último, muy especial y que vale la pena escuchar. Si no habéis tenido la oportunidad os invito a mirar el vídeo que aparece más abajo y flipar con su brutal melodía ensordecedora.

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Y entre medias una historia que, aunque no tenga como protagonista el motor rotativo, no deja de ser apasionante. El control de la compañía por parte de Ford, el lanzamiento de un modelo mítico como el MX-5… o más recientemente la aparición de la tecnología SKYACTIV. Y es que aunque Mazda no use los motores rotativos, siempre apuesta por diferenciarse del resto. Y sinceramente, espero y deseo que así siga siendo. Porque gracias a esta personalidad tan marcada hemos podido disfrutar de los mejores Mazda de la historia, que a continuación repasamos.

Los mejores Mazda de la historia, por HolyCars y sus seguidores

Mazda MX-5, por Víctor Delgado

Mazda es una marca que suele hacer las cosas de una manera diferente a las demás. Por ejemplo, cuando todo el mundo ha apostado por los motores pequeños, el conocido downsizing, ellos siguieron su propio camino con su gama Skyactiv. Propulsores atmosféricos de gran cilindrada para lo que hay hoy en día. El tiempo le ha dado la razón. Y sinceramente, me gusta pensar que el MX-5 tiene un poco de esa rebeldía. Bueno, ¡qué narices! La tiene. Va contracorriente y mantiene una filosofía difícil de defencer en estos tiempos tan electrificados y ecofriendly.

No digo que el Miata no sea un coche eficiente. Todo lo contrario. Pero resulta muy complicado presumir de la esencia del coche que fue lanzado a finales de los años ’80. La primera generación sigue viva en el actual ND y ese es el gran encanto del descapotable más vendido del mundo. Por esto y por mucho más considero que debe tener un lugar entre los mejores Mazda de la historia. Ahora bien, hay un secreto que no lo es tanto y que debo decirte. No soy nada imparcial con este coche: yo mismo tengo uno en mi garaje. ¡Lo confieso!

Mi generación preferida está entre el NB, la segunda, y esta cuarta y actual. Lo que me hizo decantarme por el nuevo fue toda la seguridad que tiene con respecto al otro… y sobre todo los 184 CV del 2.0. Reconozco que es bastante más caro que el simpático NB, pero es que tienes que sentirlo. Que escucharlo. Que conducirlo. Es otra cosa. Cuando los fabricantes te hablan de sensaciones en un coche, todos deberían referirse a lo mismo. Hoy en día hay coches que van rapidísimo y que le quitarían las pegatinas al MX-5 cuando quisieran. Sin embargo, ¿cuántos de ellos pueden presumir de ser divertidos a 90 km/h?

Esto es felicidad sobre ruedas. Y repito, no me malinterpretes. Estoy enamorado de este modelo. Tiene un conjunto de características que las considero fundamentales para exprimir al máximo el disfrute de un coche. El primero es que pesa poquísimo. No llega a los 1.100 kg. El segundo es que sea de propulsión trasera. Check. Y por supuesto no podía faltar un cambio manual que es de los mejores que he probado en toda mi vida. Si a eso le añadimos un motor atmosférico… pues ya lo tendríamos. Así, señoras y señores, es como se construye uno de los mejores Mazda de la historia.

Mazda 787B, por Raúl Salinas

Mazda es una marca conocida por los motores rotativos y yo te voy a mostrar el más salvaje de todos ellos: el fantástico Mazda 787B. Sí, no estoy hablando de un avión, aunque podría considerar esa afirmación. Este Mazda llevó a la marca al Olimpo de las altas prestaciones y el motorsport, consiguiendo la victoria en las 24 horas de Le Mans de 1991. ¡El primer coche japonés en ganar esta mítica carrera de resistencia!

Esta victoria fue histórica, siendo el único vehículo en conseguirlo con un motor rotativo. El Mazda 787B tenía como objetivo claro demostrar la viabilidad técnica y fiabilidad de este tipo de mecánicas y sin duda lo consiguió: su motor Wankel de 4 rotores generaba 700 CV a 9.000 vueltas, con 608 Nm de par y apenas 830 kilos de peso. Su estruendo todavía es legendario en el Circuito de Le Sarthe.

No acostumbro de decantarme por coches de competición, pero creo sinceramente que el Mazda 787B debe estar entre los mejores Mazda de la historia. Marcó un punto de inflexión en la competición y su hazaña fue casi épica. Logro vencer a los todopoderosos Mercedes, Jaguar o Porsche y lo hizo con una tecnología revolucionaria para su época.

Tal fue el impacto, que al año siguiente la FIA modificó la normativa para permitir participar solo a motores de tres litros y medio, dejando fuera a los motores rotativos. ¿Miedo de las grandes marcas por la hegemonía de una tecnología superior? Lo que está muy claro es que estamos ante un bólido alucinante: hoy ni siquiera pondré foto del mismo, te dejo con un vídeo que vale la pena disfrutar con tranquilidad. ¡De nada!

Mazda RX-8, por Oriol Llardén

El Mazda RX-8 es uno de los mejores Mazda de la historia, entre otras cosas, porque fue el último en montar el famoso motor rotativo de la marca japonesa. Cuando salió a la venta en el año 2003 revolucionó el mercado de los coupés por varios motivos: el primero era su motor, del cual hablaremos a continuación. Pero el segundo era su concepto innovador, ya que se trataba de un coupé que tenía 4 plazas y 4 puertas.

Eso sí, las puertas traseras eran muy especiales, porque eran mucho más pequeñas que las delanteras y se abrían al revés, en lo que se conoce como puertas de tipo suicida. De hecho, todo el diseño de este coche era bastante especial, porque tenía algunos elementos característicos muy curiosos. Por ejemplo, la entrada de aire situada en el parachoques delantero tiene una forma triangular que recuerda al rotor de un motor Wankel, y en la parte posterior la luz antiniebla tiene esa misma forma. Por su parte, la luneta trasera también es muy característica y se introduce en los laterales de la carrocería.

Si nos centramos en su elemento estrella, el motor, vemos que en su momento se ofrecía con dos potencias distintas: 192 y 231 CV. La opción menos potente aceleraba de 0 a 100 km/h en 7,2 segundos y alcanzaba una velocidad máxima de 223 km/h, mientras que la versión más potente registraba un 0 a 100 km/h de 6,4 segundos y llegaba hasta los 235 CV. Todo ello canalizado a través de una caja de cambios manual de 5 o 6 velocidades directamente al eje trasero, por lo que el RX-8 era un coche bastante divertido.

Si os soy sincero, yo soy de los que prefieren motorizaciones convencionales con pistones y bielas, pero este vehículo tiene una personalidad distinta que todos deberíamos experimentar un día u otro. Y no solo probarlo, sino incluso poder coleccionarlo algún día.

Mazda 6 MPS, por Sergio Domínguez

Para mí, el 6 MPS es uno de los mejores Mazda de la historia. Y puedo entender que elegir este modelo en una marca que tiene deportivos tan míticos como el RX-7 o el MX-5 sea un poco raro, pero es que soy muy fan de las berlinas. Y si son deportivas y relativamente discretas como esta, todavía más.

El Mazda 6 MPS me gusta mucho porque su planteamiento era prácticamente único en el mercado. Vale, otras marcas como Ford u Opel tenían a la venta los Mondeo ST220 y Vectra OPC respectivamente, pero la combinación del Mazda era inigualable. Por un precio de unos 35.000 euros ofrecía un equipamiento muy completo y un motor de 2.3 litros, 260 CV y 380 Nm de par. ¡Brutal!

Lo que más me gusta de este coche es que luce prácticamente como un Mazda 6 normal, pero tiene algunos detallitos que denotan su deportividad. El capó es más abultado que el de la versión normal, lo cual deja intuir que debajo hay algo gordo. Las llantas de 18″ son específicas de esta versión, y en la parte trasera el pequeño spoiler y la doble salida de escape (completamente real, por supuesto) acaban de redondear un conjunto discreto y que demuestra su deportividad tan solo a aquellos que sepan apreciarla.

Monta exactamente el mismo motor que el Mazda 3 MPS, por lo que sus prestaciones son de auténtica berlina deportiva: el 0 a 100 km/h lo resuelve en 6,4 segundos y su velocidad máxima es de 240 km/h. Además, para transmitir la potencia al asfalto utiliza una caja de cambios manual de seis velocidades y una tracción total conectable. Si a todo esto le sumamos que sus asientos deportivos son específicos y muy cómodos y que su equipamiento es completísimo (especialmente tratándose de un modelo de hace más de una década) el resultado es uno de los mejores Mazda de la historia.

Vuestra elección: Mazda RX-7

Otra cosa no sé, pero bueno gusto tenéis: habéis elegido el RX-7 como uno de los mejores Mazda de la historia, seguido bien de cerca por otros modelos muy representativos como el MX-5 o el 3 MPS. Pero el RX-7 ha sido el claro ganador, y tiene su lógica en parte es un modelo que se ha dejado de fabricar, y eso le da un valor añadido muy importante. De hecho, quedan pocos ejemplares, encontrarlos en buenas condiciones es casi imposible.

El RX-7 es un vehículo deportivo producido por Mazda entre los años 1978 y 2002, y que históricamente ha rivalizado con modelos míticos como el Toyota Supra o el Nissan Skyline. Su diseño se caracteriza por tener unas líneas suaves pero combinadas con detalles muy deportivos, como por ejemplo los faros plegables para mejorar la aerodinámica o el enorme alerón en la parte trasera.

Mejores Mazda de la historia

Supongo que estaremos de acuerdo en que la tercera generación es la mejor (o al menos la más bonita). Aunque realmente eso da igual, porque lo cierto es que el RX-7 se puede considerar como un coche de coleccionista por el simple hecho de llevar un motor rotativo en su interior. Motores que lamentablemente ya no se usan por tener mantenimientos exigentes y emisiones más elevadas de lo que las normativas permiten.

En su día, cuando se presentó el RX-7, su competencia ya había sacado novedades como la tracción integral, dirección a las 4 ruedas o incluso algunos inventos de aerodinámica activa en la conducción. Pero el RX-7 seguía apostando por lo de siempre, lo tradicional en la marca: un bloque rotativo birrotor delantero centrado, que generaba 250 CV conectados directamente al eje trasero. Más que suficientes para mover sus 1.150 kg de peso. La fórmula de la vieja escuela que a todos nos gustaría que siguiera vigente hoy en día, ¿verdad?

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