La segunda entrega de nuestra sección de los grandes clásicos nos lleva a repasar la vida de uno de los coches con más reputación de toda la historia del automóvil. Un coche especial, creado por y para la competición de manos de los mejores diseñadores e ingenieros. Un deportivo exótico que se convirtió en leyenda incluso antes de ser creado y que, sin duda, hoy día es uno de los coches clásicos más venerados. Esta es la historia del Lancia Stratos.
Muchos factores han contribuido a que el Lancia Stratos sea uno de esos coches a los que dentro del mundillo se los conoce como unicornios. Su exclusividad podría ser uno de ellos, ya que tan solo se fabricaron alrededor de 500 unidades. Las mentes que lo crearon podrían ser otro factor. Implicados en el proyecto estaban los grandes nombres del automovilismo italiano de la época, como Nuccio Bertone o Marcelo Gandini. Pero sin duda, su concepto y efectividad sobre el asfalto lo terminaron de catapultar hacia el olimpo. Así que sin más, repasemos la historia del Lancia Stratos.
La magia de Bertone y Gandini fue la semilla
Curiosamente, que la historia del Lancia Stratos sucediera tal y como sucedió debemos atribuírselo a una persona que no tuvo nada que ver en el desarrollo del vehículo como tal. En 1965 Giorgetto Giugiaro, el por aquel entonces jefe de diseño de la casa Bertone, dejó su puesto. La consecuencia directa de ese movimiento fue la entrada de un jovencísimo Marcelo Gandini como su sustituto. Caprichos del destino, el propio Giugiaro fue quien denegó la entrada a Gandini en Bertone dos años antes.
La entrada de Gandini en Bertone sería por la puerta más grande que tenían. Su primera creación fue el Lamborghini Miura, con el que se daría a conocer mundialmente como diseñador. Estéticamente hablando el Miura era un coche de líneas redondeadas, sinuosas y elegantes. Un estilo radicalmente distinto al del resto de coches que diseñaría posteriormente. Coches mucho más afilados, de líneas rectas y con un marcado estilo en cuña, que por otra parte serían los que definirían el estilo de Gandini.
El perfecto ejemplo (y el más común) de este estilo podría ser el Lamborghini Countach. Sin embargo, el primer modelo diseñado por Gandini que reflejaba lo que sería su estilo, y por tanto, el estilo de los deportivos que lanzaría más tarde, sería el Alfa Romeo Carabo. Podríamos decir incluso que fue la primera piedra de lo que sería la historia del Lancia Stratos. El Carabo no era más que un ejercicio de diseño por parte de la casa Bertone. Un prototipo montado sobre la base del afamado Alfa Romeo 33 de 1967.
El Carabo como abuelo del Lancia Stratos
Por aquel entonces el diseño del Alfa Romeo Carabo era único. Un coche con unas proporciones que hacían que se viese espectacular. Muy bajo, pero muy largo y ancho. Afilado como una sierra en su parte frontal y definido por planos y líneas rectas tremendamente marcadas. Pese a que el Carabo no pasase de un prototipo, su diseño sirvió para inspirar toda una generación de deportivos que trascendería a todo el panorama automovilístico de la época.
Lancia Stratos Zero, el padre del Lancia Stratos
Para finales de los años sesenta Lancia buscaba un sucesor del Fulvia con el que poder relanzar una marca en casi en decadencia y usarlo además para competir en rallyes. Bertone, conocedor de ello y queriendo establecer una relación comercial con Lancia, decidió crear un coche llamativo con el que tentar a los de Turín. Nuccio Bertone encargó a Gandini su creación, cuya denominación interna sería la de “Progetto Zero” o “Proyecto Zero”. Marcello Gandini se ponía a los mandos tanto del desarrollo estético como del desarrollo a nivel de ingeniería.
El proyecto se llevaría a cabo prácticamente en secreto. Lancia acababa de ser adquirida por Fiat después de que la Familia Pasenti decidiera deshacerse de ella. Y al fin y al cabo por esa época Lancia era una marca que pasaba por una dura situación económica, y desde la empresa matriz no iban a aprobar el desarrollo de un superdeportivo de serie limitada. El coche resultante, el Lancia Stratos Zero, vio la luz en el Salón de Turín de 1970 y dejó con la boca abierta a todo el sector automovilístico de la época.
El Stratos Zero seguía la filosofía de formas afiladas y planos rectos que veíamos en el Carabo, pero evolucionadas para hacer que el coche se viese aún más espectacular. Se configuraba una carrocería con unas proporciones prácticamente irreales y que hacían que luciera un aspecto unas cuantas décadas más avanzado. Era increíblemente bajo y corto, pero muy ancho. El acceso al habitáculo se hacía a través del parabrisas y la columna de dirección era abatible para facilitarlo.
Un Lancia Fulvia Bajo la piel
Debajo de esa carrocería tan sumamente exótica para la época se escondían las tripas de un Lancia Fulvia. El prototipo había sido construido sobre el Fulvia accidentado de uno de los amigos de Nuccio Bertone. Por ello, bajo el espectacular capó motor laminado en forma triangular se escondía un modesto motor de 1.6 litros y cuatro cilindros en V procedente del propio Fulvia. Pero Bertone y Gandini consiguieron el objetivo que buscaban con este coche: crear el prototipo más espectacular del momento. Y de paso conquistar el corazón de Cesare Fiorio, el manager del equipo Lancia de rallyes.
Cesare Fiorio, el catalizador para el Stratos
Como te acabo de decir, Fiorio era el manager del equipo Lancia de rallyes llamado HF Scuadra Corse. Por aquel entonces Lancia competía en el mundial de rallyes con el Fulvia, que pese a que había cosechado el título en 1972 sufría cada vez más la competencia de los Alpine y los Porsche. Además, sus Fulvias de tracción delantera cada vez eran menos competitivos. Por ello, cuando Cesare vio por primera vez el Stratos Zero durante la presentación del mismo rápidamente tuvo una visión.
En su cabeza ya se estaba imaginando como sería transformar ese increíble prototipo que tenía delante de sus ojos en el coche de rally definitivo. Sus ojos hacían chiribitas solo con pensar en que podría fabricar un coche desde cero por y para la competición con un motor situado en posición central con las ventajas competitivas que ello supondría. Además, con el músculo económico del grupo Fiat detrás, las 500 unidades que se debían de fabricar para homologarlo como Grupo 4 no supondrían demasiado esfuerzo.
Pese a que Cesare lo tenía muy claro en su cabeza, desde la dirección de Fiat estaban algo más dubitativos. La historia cuenta que desde Fiat se había denegado definitivamente el proyecto. Sin embargo Nuccio quería venderles el proyecto a toda costa y, convencido de que podría convencerles en un cara a cara, decidió presentarse con el Stratos Zero en la fábrica de Turín. Una vez allí, el responsable de seguridad recibió órdenes de no abrir la barrera. Aunque esto no impidió a Bertone pasar por debajo de la barrera aprovechando la reducida altura del Stratos.
Lancia Stratos HF prototipo
La tozudez de Bertone, las ganas de Fiorio y la mala situación por la que pasaba Lancia, que obligaban a lanzar un coche halo para poder recuperar la fama perdida, se tradujeron en que el Stratos recibía luz verde. Así, Bertone, Gandini y Fiorio comenzaron a trabajar en lo que sería su visión del mejor coche de rally fabricado hasta la fecha. Tomando como batuta el diseño del Stratos Zero Gandini diseñó el Lancia Stratos HF prototipo, que anticiparía casi al 100% lo que sería el Stratos definitivo.
Otro de los ilustres que tuvo algo que decir en el desarrollo del Stratos HF prototipo fue Gianpaolo Dallara. El personaje que da nombre al fabricante de chasis de numerosos coches de carreras actuales fue el encargado del bastidor. Tras un año de desarrollo prácticamente al sprint, el Lancia Stratos HF prototipo hacía su debut en el Salón de Turín de 1971. Su carrocería de por sí ya era espectacular, pero pintada con el naranja fosforescente con el que se presentó era aún más llamativa.
Se pensó como un coche de carreras y en ello se materializó. La carrocería estaba enteramente fabricada en fibra, y tanto el capó delantero como el trasero eran extraíbles dejando accesible el motor y las suspensiones. Suspensiones que, dicho sea de paso, eran completamente regulables para adaptarse a cualquier tipo de terreno. Su corta batalla, sus dimensiones compactas y el hecho de tener el 60% del peso sobre el eje trasero lo hacían la máquina de rallyes total.
¿Y bajo el capó era igual de espectacular?
Lo cierto es que la historia detrás de la elección del motor que iba a montar el Stratos HF prototipo también tuvo su miga. Como te he contado antes, el Stratos Zero montaba el mismo motor 1.6 litros V4 del Fulvia sobre el cual se montaba. Por una parte Marcelo Gandini abogaba por montar ese pequeño V4 pero preparado por Abarth en posición longitudinal, con la idea principal primar la ligereza. Sin embargo, tanto los directivos de Fiat como Cesare Fiorio querían que el propulsor fuera el seis cilindros en “V” origen Ferrari que ya se estaba montando en el Dino 246 GT.
De hecho, este motor fue una de las claves para que el proyecto saliera adelante. Ferrari iba a cesar la producción del Dino con motor de seis cilindros e iba a quedar un gran número de motores remanentes. Por lo que usar esos motores para el Stratos sería, económicamente hablando, una jugada redonda para Fiat ya que no tendría que invertir en desarrollar otro motor. También lo era para Fiorio, ya que iba a disponer de un motor con mayor potencia y mayores opciones de preparación. Y así fue como el Stratos acabó montando un motor Ferrari.
La historia del Lancia Stratos: Del HF prototipo al de producción
Como te he contado antes, el Stratos HF prototipo era un fiel reflejo de lo que iba a ser el Stratos de producción final. Otro año más tarde, en 1972, en el mismo Salón de Turín donde habían visto la luz el Stratos Zero y el Stratos prototipo, se vería una versión definitiva del Lancia Stratos de producción. Un deportivo de unas dimensiones muy compactas, un aspecto afilado y un motor Ferrari bajo el capó trasero sería el resultante brillante de la unión de unas mentes brillantes.
El bloque procedente de Ferrari era un 2.4 litros, seis cilindros que desarrollaba 190 CV a 7000 rpm. Contaba con doble árbol de levas en cabeza y estaba alimentado por triples carburadores Weber. El bloque era de fundición de hierro con las bancadas caladas a 65º y las culatas eran de aleación de aluminio. Acoplado a él tenía una transmisión manual de 5 velocidades. Una vez se tuvo un coche 100% funcional, fue afinado y puesto a punto participando en numerosas carreras para ser el mejor coche de rallyes jamás construido. La producción comenzó tímidamente en 1973, llegando hasta mediados de 1974.
En la fábrica de Bertone, situada en Grugliasco, se fabricaban las carrocerías y se enviaban a las instalaciones de Lancia en Turín para que se produjera el casamiento con el chasis. A día de hoy el número de unidades fabricadas del Stratos sigue siendo una incógnita. La cifra oficial de Bertone dice que fueron 502, mientras que los expertos en la materia afirman que solo se fabricaron 492. En cualquier caso, la cifra mínima de homologación para grupo 4 se cumplió, ya que se redujeron las unidades mínimas de 500 a 400 para el año en el que se introdujo el Stratos.
Lancia Stratos: La historia de un mito
Como ya te habrás dado cuenta el Stratos fue un coche creado por y para la competición. De eso te das cuenta cuando miras qué nombres fueron quienes crearon el coche. O cuando ves que el coche disputó su primera prueba incluso antes de salir a producción. Fue en 1972 a manos de Sandro Munari, nada menos que en el Tour de Corse. En esa ocasión el Stratos se tuvo que retirar por un problema en la suspensión. Pero de eso trataba, de pulir fallos de cara a que el modelo final de producción fuera perfecto.
Las pruebas continuaban y el Stratos seguía afinandose. Hasta que en 1973 llegó el momento. En el rally Firestone que se disputaba en Bilbao, el Lancia Stratos conseguía su primera victoria. Seguidamente conseguía una segunda posición en la Targa Florio y la victoria en el Tour de Francia de automovilismo. Poco a poco Munari iba sintiéndose más cómodo con el complicado pero efectivo Stratos. Pero sin duda, el momento en el que se convirtió en leyenda fue en los años 1974, 1975 y 1976 ganando el título de constructores con absoluta solvencia.
De hecho, tal era el dominio del Stratos respecto del resto de sus competidores que en 1976 se sucedían los dobletes y tripletes en el podium de cada rally. Además, se convirtió en el rey de montecarlo consiguiendo cuatro victorias, tres de ellas de forma consecutiva. Quién sabe todo lo que podría haber ganado el Lancia Stratos de no ser porque Fiat decidiera dar por finalizada su andadura en 1977 en pro de su Fiat 131 Abarth. Coche que por otro lado no era ni la mitad de efectivo y rápido que el Stratos. Aunque tenía sentido, al fin y al cabo Fiat era la empresa matriz y le interesaba promocionar su modelo de gran volumen.
Leyenda viva del automovilismo
Por cómo se desarrolló la historia del Lancia Stratos, por sus victorias en rallyes y por lo escaso y especial que fue, sin duda es uno de los coches más venerados de la historia del automovilismo. La historia del Lancia Stratos fue fugaz, ya que en apenas 7 años pasó del estado de prototipo a su muerte habiendo gozado de un éxito increíble en competición. Hoy día es casi imposible ver uno de estos en vivo y en directo, y por eso no dejo de pensar qué afortunados fueron, no ya quienes pudieran conducirlo, sino quienes pudieron verlo en acción.
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Si de pequeño Obélix se cayó a una marmita llena de poción mágica, yo me caí dentro de un gran bidón de gasolina. Desde entonces todo lo que lleve cuatro ruedas y se conduzca con un volante se ha convertido en mi gran pasión. Ahora tengo la suerte de poder compartirlo a través de HolyCars.