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Estos son 5 coches modernos que murieron y no debieron hacerlo

¿Por qué? ¿POR QUÉ?

Coches que murieron

A lo largo de la historia automovilística nos hemos encontrado con todo tipo de vehículos, desde deportivos de ensueño hasta pequeños utilitarios que, en mayor o menor medida, han tenido su importancia. Algunos han prolongado su saga con más o menos acierto pero, por desgracia, muchos de ellos han pasado a formar parte de la extensa lista de coches que murieron y no debieron hacerlo. 

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Para nuestra decepción, estos coches no han tenido sucesión, cayendo en el olvido y dejándonos sin poder disfrutar de versiones más actualizadas. Así pues, hoy nos hemos puesto nostálgicos y hemos decidido recopilar 5 coches modernos que murieron y no debieron hacerlo. Y es que nos duele en el alma que estas marcas hayan decidido no seguir adelante con estos modelos, aunque jamás de los jamases podamos hacernos con algunos de los aquí presentes.

5 coches que murieron y no debieron hacerlo

Ford Focus RS

La tercera generación del Ford Focus cumplió con lo estipulado al presentar las variantes ST y RS. La puesta a punto de este último permitió que fuese calificado como uno de los compactos deportivos más radicales del momento y como uno de los mejores Ford de la historia, especialmente porque fue el precursor de lo que se conoce como Drift Mode.

Coches que murieron

En sus entrañas se escondía un cuatro cilindros de 2.3 litros sobrealimentado por turbo que desarrollaba 350 CV y 470 Nm de par, garantizando un 0 a 100 en 4,7 segundos de la mano de un espectacular sonido. Desgraciadamente, Ford descartó por completo la posibilidad de traer una variante RS con el Ford Focus de cuarta generación.

Dodge Viper

El Dodge Viper ha sido -y es- uno de los superdeportivos modernos más puros. Y es que la firma americana se cercioró de ofrecer un modelo prestacional, rápido y sobre todo capaz de transmitir sensaciones. Para ello, Dodge recurrió a un esquema mecánico difícil de superar.

Coches que murieron

Y es que en las entrañas del Viper se escondía un colosal V10 de 8.3 litros atmosférico capaz de rendir 650 CV y 814 Nm de par. ¿Lo mejor de todo? Que estas cifras se podían gestionar por medio de un cambio manual de seis relaciones. Desgraciadamente en 2017 la marca decidió dejar de fabricar el Dodge Viper, pasando así a formar parte de la lista de coches que murieron y no debieron hacerlo.

Lexus LFA

Hubo un tiempo en el que Lexus acabó harto de sus rivales europeos, quienes se mofaban de que Japón no tuviese ningún otro superdeportivo además del Nissan GT-R. La casa nipona, cansada de escuchar injurias, decidió callar bocas con un fantástico ejercicio: el Lexus LFA.

Coches que murieron

Este superdeportivo hizo acto de presencia con un espectacular diseño y con un apartado mecánico a la altura: un V10 de 4.8 litros que erogaba 650 CV y 480 Nm de par. El 0 a 100 ocurría en 3,7 segundos y la velocidad máxima era de 296 km/h. ¿El problema? Que el Lexus LFA estaba sujeto a una edición limitada y, de momento, no tiene sucesor.

Mazda RX-8

Seguimos con coches que murieron provenientes de Japón. Hubo un tiempo en el que Mazda destacaba en el otro mercado de otra manera, ya que la firma japonesa ha atravesado diferentes etapas pero todas ellas con grandes dosis de personalidad. El mejor ejemplo de lo que comento fue el Mazda RX-8.

Coches que murieron

Este curioso deportivo no solo gozaba de puertas tipo suicida, sino también de un motor rotativo muy exclusivo y especial. Este producía 231 CV y 211 Nm de par, pero por desgracia no hemos vuelto a ver nada semejante en Mazda (pese a que los rumores apuntan a que lo habrá). Si te interesa, aquí tienes toda la información sobre el Mazda RX-8 de segunda mano.

Mercedes-Benz SLS AMG

El último de los coches que murieron y no deberían haberlo hecho es también uno de los mejores Mercedes de la historia. Y es que la marca alemana quiso recuperar uno de sus legados más especiales: el del alas de gaviota. Este aclamado deportivo fue representado a la perfección por medio del Mercedes-Benz SLS AMG, un superdeportivo que cautivó a muchos.

Coches que murieron

Su reinterpretación de las puertas tipo ala de gaviota se complementaba con un espectacular propulsor V8 de 6.2 litros que rendía 571 CV y 651 Nm de par. Con estas cifras, el SLS aceleraba de 0 a 100 en 3,8 segundos y alcanzaba una velocidad de 317 km/h. Todo ello sin olvidar su versión Black Series, que junto con el SL 65 y el C 63 forma parte del ranking de mejores Mercedes Black Series jamás fabricados.

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