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¿Es tan ecológico un coche eléctrico? Volvo nos ayuda a dar una respuesta

Las cosas claras.

coche eléctrico ecológico

El ecológico coche eléctrico es una realidad. Tras muchos años anunciando que sería el futuro, ya podemos decir que es presente. Las marcas han avanzado mucho y ya tienen la capacidad de ofrecer vehículos maduros, válidos para ser utilizados en el día a día por prácticamente la totalidad de las personas. La autonomía ya no es un problema, así que ahora la pelota está en el tejado de las administraciones, que tras meternos a calzador este tipo de vehículos no dotan la infraestructura pública de lo necesario para el día a día de estos coches, los cargadores.

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Pero, ¿por qué ese empeño por los coches eléctricos? Los venden como ecológicos y realmente lo son, pero aquí hay que valorar una serie de aspectos para ver si dicen toda la verdad. La estrategia ha sido clara: demonizar los motores de combustión a la vez que ensalzaban las virtudes de los eléctricos. Penalizar el gasoil y la gasolina en favor de la energía ‘limpia’. ¿Es todo tan bonito como lo pintan? Te lo cuento.

¿Es tan ecológico un coche eléctrico?

Está claro que las ciudades verán un cambio significativo en su contaminación con la llegada de la movilidad eléctrica. La famosa ‘boina’ que preside muchas urbes irá despareciendo por la falta de tubos de escape que emitan humo a su ambiente. Pero para estudiar lo ecológico que es un coche hace falta mirar mas allá. El ciclo de vida de un automóvil emite una huella de carbono. Esta corresponde a las materias primas y los procesos productivos necesarios para fabricarlo, conducirlo, alimentarlo y desecharlo tras su vida útil.

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Por ello Volvo ha hecho un estudio que arroja unos datos de lo más interesantes. Tomando como ejemplo su Volvo XC40 (que fabrica en la misma factoría donde produce las versiones con motores de combustión), ha comparado su huella de carbono para un ciclo de vida de 200.000 kilómetros. Según la marca sueca en la fabricación de su modelo eléctrico, el Volvo C40 Recharge, se genera un 70% más de emisiones que en la de un XC40 con motor de combustión a gasolina. Esto pese a compartir plataforma y muchas piezas.

Estos datos demuestran que ambos coches llegan a los concesionarios no sólo con una diferencia de precio considerable, sino con una carga de CO2 también dispar. Una vez salen por la puerta cambian las tornas. El modelo de combustión irá aumentando su huella de CO2 kilómetro a kilómetro, algo que no sucederá con el modelo eléctrico. Pero claro, el coche eléctrico necesita cargarse con una electricidad que, dependiendo cómo se produzca, puede generar mayor o menor huella de CO2.

El estudio de Volvo es concluyente

La firma sueca publica tres cifras correspondientes al suministro eléctrico global medio, que concluyen que durante una vida útil de 200.000 kilómetros su modelo eléctrico, el C40, emite una huella de CO2 un 15% menor que el XC40 de gasolina. Hasta los 110.000 kilómetros el eléctrico, no logra equipararse con el de combustión, y es en este punto cuando se empiezan a compensar las emisiones.

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Todo seria maravilloso si el punto de equilibrio llegase antes, pero desgraciadamente esto tardará mucho en suceder ya que la producción de energía ‘libre de CO2’ en Europa es aún muy baja. Podríamos decir que han empezado la casa por el tejado. Nos meten ‘a la fuerza’ coches ecológicos que no pueden serlo tanto por culpa del origen de la electricidad con la que funcionan. Claro está que somos ‘más fáciles’ de manejar que las grandes eléctricas.

Así, las diferencias al usar un coche eléctrico entre unos países y otros es desorbitada. En los países donde la producción de energía libre de CO2 es mayor bastaría con recorrer 50.000 kilómetros para llegar al punto de equilibrio en el que empezamos a compensar las emisiones, en cambio, en un país donde la energía se produce mayoritariamente con combustibles fósiles, los kilómetros a recorrer sobrepasarían los 150.000.

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Conclusión: ¿es tan ecológico como parece un coche eléctrico?

Pues la respuesta no es muy clara. Depende. Depende del país donde compremos el coche. Como decía antes el problema de empezar la casa por el tejado radica en que el coche va a necesitar la misma carga aquí que en Polonia, pero la huella de CO2 que dejará esa carga no es la misma. Por tanto, pese a que estos coches llegan al concesionario con una mochila de contaminación a cuestas, una buena política en materia de generación de electricidad haría de ellos coches realmente ecológicos. Mientras esto no suceda, estudios como el de Volvo demuestran que posiblemente han llegado antes de lo necesario. Por lo menos en cuestión de medio ambiente.

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